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Revisión de Clarice Lispector
 

La hechicera exquisita
Arnaldo Franco Junior

 
 

CLARICE LISPECTOR, hija de ucranianos de origen judío, nació en la aldea de Tchetchelnik, Ucrania, alrededor del 10 de diciembre de 1920 (la fecha es incierta). Su nacimiento se produjo mientras la familia emigraba a América, y sin que sus miembros supusiesen si su destino final sería el Brasil o los Estados Unidos. La llegada de un pasaporte brasileño trajo a los Lispector al Brasil cuando la niña contaba con dos meses de edad. Establecidos desde 1924 en Recife, Clarice acabará allí la escuela primaria y comenzará la búsqueda de una identidad, el tema que permearía su obra.

Clarice contaba que, cuando supo que los libros eran hechos por gente, que los autores existían, tomada de un poderoso “entonces yo también quiero”, comenzó a escribir. Enviaba pequeñas historias a un diario que publicaba textos de niños. Sus textos, sin embargo, nunca eran publicados porque, según descubrió más tarde, ya desentonaban del “Era una vez...” típico de la fabulación infantil. Contaba también haberse desesperado cuando inventó una historia “que no terminaba más” y que acabó tirando para liberarse de ella. También se acordaba de una crónica que, a los nueve años, había escrito “en tres hojas de cuaderno” una pieza teatral sobre el amor que después escondió con vergüenza en un ropero.

En 1935 la familia se muda para Río de Janeiro, donde Clarice concluirá sus estudios secundarios y después de Derecho. Pero la relación pasional con la literatura ya estaba establecida. Clarice ya no adhería, como lectora o como escritora, a una disciplina rígida. Decía que elegía entonces los libros

Clarice Lispector

por el título, mezclando Dostoievski con novelas rosas y no vacilaba en abandonarlos si le parecían frustrantes o aburridos. La joven Clarice ya no concebía la actividad de escribir como una obligación profesional o un compromiso con los círculos literarios: “Yo no soy una escritora profesional”. Solía decir que escribía “por inspiración”, tomada por estados que se traducían en fragmentos de textos, posterior y penosamente organizados bajo la forma de relatos o crónicas, cuyo objetivo era “captar el instante”, abordar no la exterioridad de los hechos sino su impacto en el interior del ser humano.

En 1941 trabajó como redactora de la Agencia Nacional de Noticias donde conoció a escritores y periodistas como Antonio Callado, José Condé y sobre todo, el inmenso escritor Lúcio Cardoso, quien nunca escondió su homosexualidad y con quien Clarice mantuvo una intrincada relación. Se ha dicho que Clarice era “insoluble”. Era en todo caso sensible al punto de somatizar el impacto de ciertas lecturas. Tuvo “fiebre real” al leer El Lobo Estepario de Hermann Hesse y se transformó, maravillada, con el descubrimiento de la cuentista Katherine Mansfield, exclamando: “Pero eso soy yo!” frente al texto abierto al azar cuando entró en una librería para comprar un libro con su primer salario.

CERCA DEL CORAZÓN SALVAJE. El año 1943 marca su casamiento con el diplomático Maury Gurgel Valente, a quien había conocido en la facultad, y la publicación de su primera novela, Perto do Coracao Selvagem, título extraído de una novela de James Joyce y su­gerido por Lúcio Cardoso. El libro entusiasmó a los mejores críticos literarios brasileños, como Antonio Candido, Alvaro Lins y Sergio Milliet. Clarice fue saludada, con justicia, como un talento original capaz de desarrollar el experimentalismo estético defendido por los “modernistas”, en el sentido brasileño del término, que habían inaugurado el Modernismo Brasileño en 1922. Detestaba sin embargo verse vinculada por la crítica a Joyce y a Virginia Woolf, a quienes confesaba haber leído sólo después de publicar su primera novela.

Perto do Coracao Selvagem narra la trayectoria errática de Joana, personaje principal que ambiciona una libertad sin límites y que, en medio de una crisis conyugal, retorna fragmen­tos de su infancia y su adolescencia marcadas por la inadaptación a las convenciones sociales, a los rituales hipócritas de la vida familiar de la clase media, a la rigidez de los papeles sociales predeterminados. “La bondad me da náuseas" formula una Joana adulta en cierto momento. “¿Qué se logra cuando se es feliz?”, pregunta la niña Joana, desconcertando a su maestra.

Novela de narrativa fragmentaria, Perto... alterna flashes de la infancia y de la adolescencia con momen­tos de la vida adulta y del presente vivido por Joana. Y en una característica típica de la narrativa de Clarice Lispector, el narrador se va confundiendo con Joana hasta la pura identificación.

Desde su casamiento Clarice comienza su peregrinación, como mujer de diplomático, por el exterior: Nápoles, Berna (donde en 1948 nace Pedro, su primer hijo), Inglaterra, Washington (donde en 1953 nace su segundo hijo Paulo), hasta 1959, año en que, separada del marido, retorna definitivamente al Brasil. Son años de consolidación de una primera parte de su obra. Su segunda novela, O Lustre, aparece en 1946. Otra vez una protagonista mujer se muestra incapaz de asumir el juego de máscaras que caracteriza a la vida social. Menos fragmentaria que la anterior, esta novela presenta una atmósfera nebulosa donde se explotan con minucia los estados de alma del personaje principal, su perplejidad frente a un mundo que la abruma, su choque con la trivialidad de la vida cotidiana y con la violencia intersubjetiva que fatalmente se establece en las relaciones del yo y los otros.

En la misma línea se sitúa A Cidade Sitiada, 1949, su tercera novela, que privilegia una vez más un personaje femenino, Lucrecia, re­tratándolo en su poética marginalidad algo salvaje y reacia a los ritos y las normas de conducta que regulan la vida en sociedad. La novela aborda tanto la trayectoria amorosa de Lucrecia como su empeño en transformar el suburbio carioca de Sáo Geraldo, donde vive, en un modelo urbano. Trayectoria doble en que el choque del universo rural y el urbano, común a buena parte de los personajes Clariceanos, se resuelve en la fuga hacia un idealizado estado salvaje de la vida, seductor por su integridad frente al modus vivendi urbano cuya “civilidad” produce náusea, no sólo existencial sino física.

También de esta etapa itinerante de la vida personal de Clarice es su libro Alguns Contos, de 1952. Se destaca en él el cuento “Una Galinha”, que inaugura otra característica de su escritura. A saber, la utilización constante de animales como personajes a quienes se atribuye una vida íntima que es la expresión perfecta de un modo de ser incorruptible por los defectos y por las cualidades humanas. Se trata, en el tópico clariceano, de un estado inalcanzable por la inteligencia, pleno de sí en sí mismo.

UNA POETICA CONSOLIDADA. A partir de 1959, ya separada de su mando, Clarice vivirá hasta su muerte en el barrio de Leme en Rio de Janeiro. La soledad, sobre todo en los períodos en que sus hijos residían en Montevideo, donde el padre era embajador, las dificultades financieras que debió atravesar, su trabajo periodístico, que le exigía dedicación y tiempo, nada impidió la continuación de una obra literaria dueña de una poética cada vez más personal.

Reuniendo cuentos inéditos a los de Alguns Contos, Clarice publica en 1960 su famoso Laços de Familia, tal vez el mejor libro de cuentos de la literatura brasileña. De una profunda unidad, el libro diseca con minucia y también con crueldad la ambivalencia característica de las pasiones que habitan la estructura familiar. Son cuentos que retratan el amor y el odio de los lazos familiares que al mismo tiempo nos frustran y nos realizan, que nos posibilitan ser alguien y nos anulan en nuestra individualidad más secreta.

La construcción de estos cuentos encuentra en la simetría un recurso casi diabólico en que dos movimientos contrarios (acciones, situaciones, objetivos) engendran una tensión que, llevada al paroxismo por los personajes, revela como en un vértigo un mundo lleno de dulzura y de ferocidad bajo la capa de la vida cotidiana y su modorra. Los cuentos “Amor”, “O Búfalo”, “O Crime do Professor de Matematica”  son, en este sentido, ejemplares.

Un año después de Laços de Familia, Clarice publica A Macâ no Escuro, su cuarta novela, esta vez centrada sobre un personaje masculino: Martim. Este, un ingeniero, después de atentan contra la vida de su esposa, huye de la ciudad al campo donde se emplea en una hacienda a cambio de comida y posada. Pero Martim pretende algo grandioso: romper radicalmente con el lenguaje regulado por los valores del sentido común, inaugurar una forma de expresión desprovista del peso de la tradición, no contaminada por valores secularizados que, según él presiente, sólo son fuente de desentendimiento y alienación, factores que impiden una relación directa del Ser con el mundo y con los otros seres. Tras un recorrido de intensa busca subjetiva Martim fracasa entregándose, después de ser denunciado a la policía, a la mediocridad que rige la vida en sociedad.

En A Maça no Escuro se consolida una poética lispectoriana. Los principales aspectos temáticos y formales de su obra están presentes en esta novela densa y exigente, que dialoga paródicamente con la parábola del Hijo Pródigo para, a través de la teatralización de la escritura, abordar el drama de la condición humana dividida entre la condición incompleta del Ser, las exigencias sociales y una naturaleza íntima rebelde a las convenciones, más bien identificada con el vigor, el esplendor y la furia de la vida animal, integrada a la naturaleza.

A Maça no Escuro exhibe también el repertorio de temas clariceanos: la busca incesante de un sentido para el ser-estar en el mundo, la permanente frustración con los límites socialmente establecidos. Más aún, el drama de tener en el lenguaje simultáneamente un instrumento de apropiación y de alienación del mundo y de la realidad, ese factor diabólico de aproximación y de separación del yo y el Otro, la percepción de que los papeles sociales, así como el lenguaje, se caracterizan por la estereotipia y los clichés.

LA PASION SEGUN CLARICE. La poética clariceana se expone en una doble publicación de 1964: A Legiâo Estrangeira (cuentos y crónicas) y A Paixâo segundo G.H., esta su novela tal vez más famosa. Singular narración de la “progresiva desheroización de sí misma” vivida por la protagonista, lleva hasta su límite la devastación de un género literiario, lo que constituye otra característica de su escritura. Mancada por una intencional construcción repetitiva, la novela se aproxima a la estructura de los mantras orientales, en que la repetición va cavando algo más profundo que se revela vertiginosa e inesperadamente como una verdad súbita antes sofocada por los prejuicios que rigen la vida cotidiana.

Visitando el cuarto de su ex empleada doméstica, G.H. descubre Otra, capaz, como ella, de manipulan signos para expresarse y representar el mundo. Antes de salir del cuarto, aplasta una cucaracha y, a partir del intercambio de miradas con el insecto semimuerto, se hunde en una infernal crisis subjetiva de la cual sólo saldrá cuando se transforme totalmente, libre de los obstáculos de una individualidad estructurada según los valores de una vida burguesa. G.H. vive una experiencia radical, la pasión en el sentido profundo, terminando, en una paradójica inversión del rito de la comunión cristiana, por comer la cucaracha aplastada para comulgar con lo “neutro vivo de Dios” que existe en todos los seres.

A Legiâo Estrangeira fue superado por el éxito de la novela. Sin embargo, el libro confirma el trabajo de Clarice en la ruptura de los límites de los géneros literarios (el cuento y la crónica, en el caso) presentando textos marcados por un intenso juego intertextual en que unas obras de escritores consagrados son enteramente recreados según los valores temáticos y formales de la escritora. Es el caso de Os desastres de Sofia, reformulación tragicómica e irónica del cuento homónimo de la Condesa de Ségur, donde la narradora adulta reconstruye su inesperado descubrimiento de lo que es ser mujer para el deseo de un hombre. En A Quinta História el acto de matar cucarachas es recontado de cinco modos diferentes, transformándose en cada narrativa, de un acto banal de simple ama de casa hasta un calculado asesinato de una hechicera exquisita.

También integran el libro dos de los textos que a Clarice más le gustaban: “O Ovo e a Galinha”, cuento de sentido dificil que permaneció “un misterio” para la propia escritora, y Mineirinho, crónica escrita con indignación por el asesinato, con trece tiros disparados por la policía carioca, de un bandido que era devoto de San Jorge, el santo guerrero.

BRUJA, TAMBIEN. La crónica periodística y la literatura infantil también fueron géneros frecuentados por Clarice, y ciertamente contaminados por sus obsesiones literarias. A partir de 1967 la autora pasa a firmar semanalmente sus crónicas para el Jornal do Brasil y, en 1968, colabora con la revista Manchete realizando entrevistas con artistas e intelectuales. La publicación en periódicos nunca le fue extraña. Bajo el pseudónimo Teresa Quadros había trabajado en 1952 para la revista Comicio. Había publicado cuentos en la revista Senhor y firmado una columna femenina en el diario Correio da Manhâ con el pseudónimo Helen Palmer. Tuvo también una página femenina diaria en el Diário da Noite, que salía firmada por la actriz Ilka Soares.

La publicación de O Mistério do Coelho Pensante, en 1967, originariamente escrito en inglés por intimación de uno de sus hijos, marca el inicio de una original producción para niños, que continuará en 1969 con A Mulher que Matou os Peixes, historias protagonizadas por animales y por la muerte. En 1974 A Vida Intima de Laura, completa esta serie con la gallina, una figura recurrente del vasto bestiario clariceano, como principal personaje.

Pero la escritora continúa devastando los géneros. Uma Aprendizagem ou O Livro dos Prazeres, de 1969, es una novela experimental que no fue bien recibida por la crítica de la época. Sin embargo, este libro corroe por dentro las estructuras de la novela rosa y de la novela de formación. En él la mezcla de géneros cumple una función desacralizadora tanto de la estructura novelesca como de la propia relación amorosa entre sus protagonistas, Lóri y Ulisses. El aprendizaje de la entrega amorosa por la mujer se define de un modo ambivalente. Es la entrega absoluta del yo a los designios del otro, hombre, como condena que salva, liberación que aliena, peligro de vida, en fin, en la realización plena de los sentidos y peligro de muerte subjetiva en el abandono de sí misma.

Clarice había iniciado los años ‘70 con libros que reunían cuentos ya éditos en periódicos y libros (Felicidade Clandestina, 1971, A imitacâo da Rosa, 1973). Sin embargo Agua Viva constituye la contribución más importante de esos años para la propia poética de la autora. Libro de sensaciones en que la mezcla de géneros pasa fragmentariamente de la carta al cuento, de la novela a la crónica, ambicionando una aproximación a la pintura, a la música y a las demás artes, Agua Viva fue clasificado por la propia Clarice sólo como ficción. En él, el narrador hace una afirmación plena de la vida y de la individualidad al mismo tiempo en que escruta el ser-para-la-muerte como fundamento de la existencia humana.

Es curioso que en estos primeros años ‘70, contrariando sus propios principios, Clarice haya escrito un libro de encargo: A Via-crucis do Corpo, 1974. La autora explota allí el descubrimiento de que éste es un mundo can" con ironía cruel, escribiendo cuentos en que el sexo, el fait divers y el lenguaje sensacionalista predominan con el expreso lenguaje del mal gusto, repleto además de clichés.
Clarice ya estaba pronta, por la crueldad del mundo y del lenguaje, para el Primer Congreso Mundial de Brujería del que participó como invitada especial, en Bogotá, en 1975. Clarice leyó allí su cuento O Ovo e a Galinha, que consideraba “un misterio” para ella, frente a una platea tan perpleja como ella misma.

LA HORA DE LA ESTRELLA. Su último libro publicado en vida fue A Hora da Estrela, 1977, del que la autora decía no gustar por considerarlo demasiado factual, “historia exterior y explícita de una miseria anónima, una inocencia pisada”, historia de una emigrante nordestina que va a vivir en Rio de Janeiro, la ciudad grande “toda hecha contra ella”.

Macabea, el personaje principal, cumple una penosa trayectoria de privaciones y miseria, humillada en todas sus tentativas de integración al rico y poderoso “clan del sur del país”. La saga de Macabea, no obstante, está llena de pequeñas e inútiles alegrías pues ella está protegida de un sufrimiento mayor exactamente por aquello que la esclaviza: su inmensa, abismal ignorancia, su modo de ser de soslayo, su torpeza, su poética y patética inocencia.

A Hora da Estrela, a pesar de la reserva de Clarice, es más que una simple novela de hechos, de acontecimientos. La historia de la infeliz nordestina que ni siquiera sabía que era infeliz por no tener conciencia de sí misma, se alterna con la narrativa de la construcción de esa historia de miseria. Valiéndose de un segundo personaje principal, el escritor Rodrigo S.M., creador de Macabea, Clarice no sólo despliega el proceso de la creación literaria sino que ironiza uno de los modelos novelescos consagrados por la crítica literaria: la novela comprometida con las causas sociales, la novela brasileña de los años ‘30, cuyos mayores representantes son Graciliano Ramos y José Lins do Rego.

Alternando dos matrices novelescas —la novela-folletín y la metanovela— A Hora da Estrela, retrata con calculada crueldad la rela­ción que se establece entre el intelectual y el pobre, reducido por el primero a objeto de estudio. Esta alternancia en el uso de dos matrices novelescas crea entre ellas un tenso diálogo cuya síntesis denuncia la violencia que es privar al Otro de la palabra para hablar en su nombre y, de ese modo, no oirlo. El choque entre la sofisticada narrativa de Rodrigo S.M. y la narrativa folletinesca de Macabea evalúa como kitsch y como expresión de mala fe las pretensiones del escritor en relación a la miseria que lo horroriza y a la miserable de quien se compadece.

El mismo año de la publicación de A Hora da Estrela, Clarice Lispector murió de cáncer, el 9 de diciembre de 1977. El repertorio de sus libros póstumos es relativamente extenso. A saber, Para año Esquecer (crónicas) y Quase de Verdade (infantil), ambos de 1978; A bela e a Fera, reunión de los primeros cuentos de la adolescencia con los últimos cuentos de su vida; A Descoberta do Mundo reunión parcial de las cronicas para Brasil organizada por su hijo Paulo Gurgel Valente, y finalmente, Como Nascem as Estrelas - Doze Lendas Brasileiras, que reúne también parte de las crónicas anteriormente publicadas en A Legiâo Estrangeira. Una adaptación cinema­tográfica de A Hora da Estrela fue dirigida en 1988 por Suzana Amaral.

MUCHOS ABORDAJES. El núcleo de su obra es la percepción de que la falta es constitutiva del Ser, su precondición de existencia, su cielo-infierno. Así fundada, su obra se presta a abordajes diversos, desde la filosofía existencialista de base sartreana o heideggeriana, hasta el psicoanálisis o el feminismo. La habilidad de la escritora para crear textos cuyo carácter formal revela, además de la investigación experimental, una cuidadosa explotación de la simetría y del paralelismo, hace de la paradoja y del oxímoron sus principales figuras retóricas.

Hay, también, en su “coser por dentro”, una reflexión que no descuida el aspecto social, aun y sobre todo después del golpe militar de 1964, incluyendo una perspectiva comprometida con la mujer y su lucha por la igualdad de derechos. Finalmente, una última característica todavía poco explotada es la utilización deliberada de recursos kitsch para desacralizar tanto la alta como la baja literatura, sellando un compromiso con el acto de escribir que sobrepasa los modismos y el aburrimiento de ciertos círculos literarios: “Lo que yo quiero contar es tan delicado como la propia vida. Y yo querría poder usar la delicadeza que también tengo en mí, al lado de la rudeza de campesina que es lo que me salva”.

(Coordinación y traducción de A.F)

Los libros:

La obra narrativa de Clarice Lispector comprende siete novelas: Cerca del corazón salvaje (1944), La araña (1946), La ciudad sitiada (1949), La manzana en la oscuridad (1961), La pasión según G.H. (1964), Un aprendizaje o el libro de los placeres (1969) y Agua viva (1973).

Escribió además varias colecciones: Algunos cuentos (1952), Lazos de familia (1960), La legión extranjera (1964), La mujer que mató los peces (1969), Silencio (1974) y Felicidad clandestina (1976). En 1976, un año antes de su muerte, recibió el Premio Literario Nacional de Brasil.

Casi todos sus libros han sido traducidos al castellano: en Montevideo pueden encontrarse, editados por Sudamericana, La manzana en la oscuridad, Un aprendizaje o el Libro de los Placeres y Agua viva. Corregidor editó La araña y La pasión según G.H.

En Grijalbo aparecieron Felicidad clandestina y Silencio, este último prologado por Cristina Peri Rossi.

Arnaldo Franco Junior desde San Pablo
El País Cultural
2 de febrero de 1996

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