Amigos protectores de Letras-Uruguay

Mientras tanto

La cultura hoy gira al compás de las mujeres"
Elena Poniatowska: en diálogo con La Nación , la escritora mexicana dijo que 

son ellas las grandes consumidoras de literatura.
Juana Libedinsky

LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)

"Yo soy como las vedettes que se deben a su público", explica Elena Poniatowska.

Después de un vuelo movido desde México D. F., de atender a un periodista cada media hora, de prepararse para la Feria del Libro y de lidiar con un fortísimo dolor de estómago, mantuvo el interés en una conversación que seguramente ya había repetido varias veces por la tarde.

Es más, esta pequeña mujer de casi 66 años, gran amiga de Octavio Paz, Luis Buñuel y Diego Rivera, novelista y considerada uno de los paradigmas vivientes de la intelectual latinoamericana, lo hace con una sonrisa.

"Son gajes del oficio. Lamentablemente las leyes del marketing dictaminan que un escritor de hoy no sólo tiene que escribir bien. Tiene que salir, firmar y promover. Algunos lo hacen bien; otros son malos actores de sus sentimientos", dijo a La Nación , suspirando mientras se acomodaba para una nueva sesión de fotos.

Hija de un aristócrata francés de origen polaco, Poniatowska se nacionalizó mexicana y fue becaria emérita del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de su país de adopción. Además, sus novelas y compilaciones de entrevistas -como "Octavio Paz, las palabras del árbol", "Paseo de la Reforma" o "Tinísima"- le valieron las máximas distinciones del país azteca, como el tradicional Premio Mazatlán de Literatura.

Pero su gran orgullo es haber sido la primera mujer que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo. "Claro que empecé por pura casualidad, y le hacía las preguntas más inconsistentesa las personas más interesantes", confesó alegremente.

"Yo venía de un colegio de monjas en los Estados Unidos, no tenía la menor idea de la realidad mexicana; entonces, cuando me encontré frente a frente con Diego Rivera, lo primero que se me ocurrió preguntarle fue ¿por qué es usted tan gordo? , y eso marcó un estilo que después seguí", recordó "La Poni", como afectuosamente la llaman en su país.

-¿Fue bien recibido ese estilo?

-Bueno, a Diego luego le pregunté por qué tenía esos dientes tan pequeñitos, que parecían de leche, y me contestó que eran para comer polaquitas preguntonas. Creo que a estos grandes personajes les divertía -o más bien no lo podían creer- que un periodista se acercara a ellos sin ningún tipo de conocimiento previo y con tan poco pudor al respecto.

-Usted es famosa por entrevistar desde a Octavio Paz hasta a Gloria Trevi con el mismo estilo cordialmente irónico. ¿Qué prefiere, farándula o intelectuales?

-Me gusta entrevistar a presos. He visitado muchísimas cárceles, y no sólo tienen enormes ganas de hablar y justificarse ante un oído amigo, sino también todo el tiempo del mundo para hacerlo. Los peores, en cambio -o al menos los más difíciles- son los actores, porque tienen metido un disco adentro sobre cómo quieren representarse, que repiten automáticamente cada vez que hay un periodista cerca. María Félix, por ejemplo, ya ni me acuerdo la cantidad de veces que contó que bajó al infierno y se encontró con el diablo.

-Pero su último libro está basado íntegramente en las entrevistas que le hizo a Octavio Paz.

-Sí, la gente me dice que a través del libro yo les acerqué un personaje público muy lejano e inaccesible, pero era un gran amigo mío, hasta que murió el año pasado. Siempre me impresionó la infinita curiosidad que tenía por el mundo, cómo veía un árbol y lo convertía en un poema. Si tuviera que definirlo rápidamente, diría que su persona y su poesía eran casi lo mismo.

Opinar sobre todo

-Usted es considerada parte de la intelligentzia latinoamericana. ¿Para qué cree que sirven los intelectuales?

-Hoy los intelectuales tienen una función muy específica: opinar de todo. Se les pregunta de sus libros, de diplomacia, de cocina y del tiempo. Muchos quieren más que eso, entonces vemos cómo figuras de las talla de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa han intervenido en política; a algunos incluso se los ha escogido como candidatos a presidente.

-¿Es éste un mundo abierto a las mujeres?

-Mucho más que eso: no sé si es para compensar tantos años de represión, pero la cultura hoy gira al compás de las mujeres. Ellas son las grandes consumidoras de literatura, y sólo hay que mirar a la Feria del Libro, donde es una señora pequeñita y encantadora, Martha Díaz, la que maneja esa cosa monumental. Pero lo que es especialmente interesante es cómo esto ha desatado un interés por las mujeres del pasado, de las que antes ni se hablaba, y esto se traduce en el éxito de los relatos históricos.

-Después de años en el periodismo, se volcó a la ficción. ¿Que siente que ha aprendido?

-Básicamente, creo que el periodismo es una enorme lección de humildad. Al principio siempre te maltratan y te pasan por arriba; luego, cuando ya hay gente que te ruega por una entrevista, conoces tan de cerca la vanidad ajena de los grandes que piensas a mí esto no me puede pasar. En ese sentido, es una actividad muy sana.

por Juana Libedinsky

jil210@gmail.com
LA NACIÓN, Bs. As. (Arg.)
Sábado 17 de abril de 1999

Autorizado por la autora

Ir a índice de América

Ir a índice de Libedinsky, Juana

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio