Lujuria de palacio |
De tanto esperar me he reclinado en la neblina, no pertenezco a las almas perdidas en silencio de otras voces, figurar mi temor es incendiarse, pertenecer a ese sitio donde la culpa es imprecisión de los que acosan. Por la cuerda me desato en el grito salvaje de tu esquirla, tu aguja intuye piel, adagio, ceremonia en la ventana, espasmos que pueden traficar mi ángel. No voy a orar por profetas y juglares, tal vez a ciervos en el desorden oculto de mi nombre, cataclismo sin penitencia. No puedo morir la llama, mi obsesión es la trampa en los cuernos del diablo, un rumor al hombre del atisbo. El cuece todas las ganas de la hembra. |
Odalys Leyva Rosabal
odalysleyva@pprincipe.cult.cu
Del libro " Meditación del cuerpo"
editorial Ácana de Camaguey, Cuba
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