Juicio contra el feminismo o defensa histérica contra el machismo. El maltrato desnudo
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La crítica ha intentado en ocasiones desvestir el fino interés de la mujer por defender el arte o su obra poética, sobre todo, desde el ojo sediento de algunos poetas, filósofos y psicoanalistas. Esta también es una forma de maltrato. No es necesaria la agresión a la hora de defender un punto de vista.
Aunque estos críticos, que usan camisa y pantalón se sientan golpeados por algún embate femenino, no vale la espada afilada, cuando el cuerpo resiste cicatrices. Algunos actúan de modo inconsciente, pues les despierta un ápice de inferioridad o porque en su interior vibra una mujer dormida. Es que existen conceptos que duelen más que una pedrada.
En el libro Intento de Psicoanálisis de Juana Inés y otros ensayos Sorjuanianos del investigador y sicoanalista mexicano Fredo Arias de la Canal, inquirí que Nietzsche (1844- 1900), en Genealogía de la moral (1887), confesó lo siguiente:
Y así el filósofo siente horror del matrimonio y de todo aquello que lo pudiera persuadir al contraerlo – el matrimonio como obstáculo y fatalidad hacia el optimun. ¿Qué gran filosofo ha estado casado hasta ahora? Heráclito, Platón, Descartes, Spinoza, Leibnittz, Kant, Schopenhauer, no lo estuvieron; más aún, ni siquiera podemos imaginarlos casados. Un filosofo casado es un personaje de comedia …y por lo que se refiere a aquella excepción, Sócrates, parece que el malicioso Sócrates se caso por ironice (por ironía), justamente para demostrar esta tesis.
Está claro que estos filósofos no sintieron ningún interés por la mujer y menos por el matrimonio, también ha pasado en el caso de algunas mujeres poetas como Juana Inés de Asbaje (1651- 95), que también se negó al matrimonio de modo definitivo. Me sorprende cuando enuncia: “Con todo para la total negación que tenia al matrimonio, era lo más desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación.” ¿Es un ejemplo de feminismo o de reacción contra el machismo?
Esta escritora conocía que tener las obligaciones del hogar es más difícil para llevar adelante el proceso de creación. La mujer poeta y además femenina necesita del hombre como ángel poético, como la musa misteriosa que arranca sentidos y voluptuosos poemas. El encerramiento o el aislamiento no hará a una mujer mejor poeta a no ser que padezca de un rechazo hacia el hombre y reaccione de modo agresivo contra el sexo opuesto. No creo que una defensa de la obra poética escrita por mujeres tenga que rechazar la obra de talentosos escritores del sexo masculino, o la relación de pareja. De lo contrario tendríamos que estudiar el factor erótico de rechazo inconsciente, pue existen muchos ejemplos de escritoras que prefieren otra mujer como su musa y de esto no escapan los clásicos, ya que la homosexualidad es tan vieja como la existencia misma.
La conducta humana es un laberinto que necesita ser descubierto. Siempre queda un espacio desconocido que invita a reflexionar. Es importante conocer las revelaciones sicoanalíticas por Sigmund Freud y concluidos por Edmundo Bergler en la conducta humana.
Sor Juana Inés buscaba un pretexto para esconderse de si misma, esto es lo que la conlleva a refugiarse en un convento. No obstante, su obra delata los bríos interiores. Su gran afecto por Lysi, (condesa de paredes o marquesa de la laguna). Estúdiese su poema “Divina Lysi mía).
Es real que filósofos, poetas, pintores, investigadores y escritores en algunas ocasiones reaccionan agresivamente contra el sexo opuesto. En el caso del sexo masculino se denomina misoginia y cuando hablamos del sexo femenino debería llamarse misantropía. Aunque esta palabra se utiliza para denominar el odio por la humanidad. El estudioso Fredo Arias me facilitó varios ejemplos donde florece la misoginia. Erasmo en “Elogio de la locura”, se refiere a la mujer de modo no solo agresivo, sino con irrespeto marcado cuando dice:
La mujer es un animal inepto y loco, a la vez que por otra parte, complaciente y gracioso (…) Mas vale la maldad del varón que el bien de la mujer (…) Ni aun mujer, dijo un tercero, que es una arpía , si ya no es peor mujer de estos tiempos (…) donde hay Juncos, decía uno, hay agua; donde humo, fuego y donde mujeres, demonios (…) Pero como la mujer fue la primera con quien embistieron los males, hicieron presa de ella, quedando rebutida de malicia de piel a cabeza (…) al fin hembra, que todos los mayores males son: La guerra, la peste, las arpías, las sirenas, Las furias y las parcas.
Se ha probado científicamente que la mujer es inteligente y en la literatura cubana se ha dado a todas luces. Sin embargo, es verdad que las mujeres somos capaces de paliar nuestras culpas, como también lo hacen los hombres. Según un artículo de Leyla Leyva en el periódico Granma, que se tituló “XX disparo al patético”. Se manifiesta que un estudio publicado por la revista “Nature”, reveló lo que muchos sospechaban: las mujeres son genéticamente más complejas de lo que pensaban, incluso, los científicos. Y los hombres, bastante más simples de lo que pueden aparentar. Es una lastima que Erasmo por una cuestión real de ubicación en el tiempo no pueda saber que varios grupos de investigadores norteamericanos que estudian el genoma humano, han coincidido en que los varones (XY) tienen cuarenta y cinco cromosomas para hacer todo trabajo, ya que el cuarenta y seis es un patético que solo posee algunos genes que operan “debajo de la cintura y arriba de las rodillas”. Palabras textuales del doctor Williard.
En este artículo de Leyla se ofrecen otras referencias sobre la mujer. En cambio, las mujeres (XX) poseen cuarenta y seis cromosomas que funcionan a niveles no previstos. Es decir, que el quince por ciento de los doscientos a trescientos genes de ese segundo cromosoma X que nos diferencia y hasta el momento se creía “sumiso e inerte, descalzando en un colchón vitoriano evolutivo”, marcha felizmente. La mujer tendrá relámpagos de locura; pero tristes de aquellos que gozan de lucidez permanente. Todos los clásicos en diferentes géneros del arte han tenido un toque sublime de locura. Todo ser humano tiene un loco dormido.
En el artículo “XX disparo al patético” refiere: “Genéticamente hablando, si conociste a un hombre, los conociste a todos”. Dice uno de los científicos que ha recurrido a Shakespeare “Ah, Criaturas de infinita variedad”
El odio a la mujer o misoginia queda patente en “El Criticón de Gracian”. Su autor necesita un estudio psicoanalista a fondo, para ver el por qué de su rechazo materno, o el odio latente hacia la mujer. Este hombre defiende su sexo con la espada de Damocles. Hasta el punto de dar a entender que de ser posible él hubiera deseado nacer de un hombre.
Más hiriente aún es el libro “Errores celebrados”, Madrid (1666), con el subtitulo de los poetas. Juan de Savaleta nos brinda este discurso:
"Juntemos pues ahora las propiedades de la poesía con los defectos y propensiones de una mujer, y veremos lo que resulta. Miedo me da pensarlo. En La poesía no hay sustancia; en el entendimiento de una mujer, tampoco; muy buena junta hará entendimiento de mujer y poesía. La necesidad de las proporciones obliga a poner en la poesía muchas palabras, o impropias o forzadas, o sobradas. La mujer, por su naturaleza, no sabe poner nada en su lugar; ¡Mírese cuál estarán sus palabras en la dificultad de la poesía!" (Savaleta; 1666)
Para las mujeres de luz encendida, queda claro que están subestimando el valor intelectual de la mujer y hasta el modo de actuar en la vida. Es una pretensión de este literato, que continúa aseverando: “El oficio de la poesía es fingir; el ansia de la mujer es maquinar; darle por obligación la inclinación, es acabar de echarla a perder. Cuando la poesía es sátira, es murmuración: chisme. La mujer naturalmente es chismosa; si le añaden la vena de poeta, no parará de hacer sátiras con que ande chismeando al mundo las faltas ajenas”.
Su dolor de que la mujer arribe al podio lo hace divagar y aunque no es acertado, sí me parece gracioso. (Algo debía provocar su discurso). Es pavor con ensañamiento, escape para no ser tocado por la sustancia de la mujer. ¿O es que envidia el intríngulis de la mujer o a la misma vez ser ella? Veamos:
Cuando la poesía es lisonja, es estrago de los entendimientos. Lisonja en labios de mujer hace más daño que lisonja de hombre: porque un hombre se puede presumir que inventa las perfecciones que pinta, pero una mujer, como es menos su capacidad, se piensa que pinta las perfecciones que halla. De donde se colige que, si la lisonja ordinaria hace de los entendidos, bobos, y de los bobos, locos, esta hace locos de entrambos, porque entrambos la creen muy aprisa.
Es fácil de comprender que el propósito no es tan solo criticar a la mujer, sino demostrar la capacidad del hombre. ¿De quien se defiende? ¿Qué quiere demostrar? Esta claro que se siente agredido por sus mismas fuerzas interiores. A nosotras no nos inquieta la trascendencia de la literatura echa por los hombres, más bien es una suerte de estímulo.
Y veamos estos ataques compulsivos de Savaleta:
"De suerte que la mujer que es poeta, jamás hace nada, porque deja de hacer lo que tiene obligación, y lo que hace que son versos, no es nada. Habla más de lo que había de hablar, y con más defectos y superfluidades. Añade otra locura a su locura. De día y de noche está maquinando disparates que, sobre los que ella había de maquinar, hacen desatinadísimo tropel de quimeras".
La palabrería existe en la poesía sin que el sexo determine. Recuerdo poemas muy buenos de hombres y también de mujeres. Nosotras buscamos la fineza del lenguaje, el sonido bello de la palabra. Tratamos de hacer del poema una pintura. Un óleo que eternice nuestro canto. ¿Por qué Savaleta se traiciona?, sencillamente cae en el error exacto cuando habla de la imperfección y la locura de la mujer.
Precisamente es en ese aspecto donde somos superiores, escribimos nuestros libros, atendemos el hogar, trabajamos en la calle, pasamos postgrados, doctorados y luego corremos atender a nuestros hijos y a medida que cocinamos estamos pensando en nuestro próximo libro. Cuando bañamos a nuestros hijos, pensamos en como lograr un buen evento para promover la literatura. Si a eso se le llama imperfección por qué Savaleta envidió nuestros latidos, el sublime gesto? ¿Por qué andan por la vida tantos sabaletas sueltos? También la modernidad está plagada de estas corrientes.
Se le exigió demasiado pues fue desposeído del sexo que tanto criticó. Es un quejido masoquista de la inconciencia. La conducta humana tiene sus misterios: la infravaloración o hipervaloración del objeto sexual. Es el propio rechazo a si mismo, a su modo de ser, a su propio sexo. Esto provoca desazón, compulsiones que los llevan a este exhibicionismo literario que tiene los claros visos de la misoginia. Les muestro otro derroche de sarcasmo de Savaleta:
Si ha menester de alguien, lo enloquece, o lo emboba, con quimeras. Esto hace una mujer que hace versos, ¡buena debe de andar su casa! Más, ¿cómo ha de andar la casa, donde en lugar de agujas hay plumas, y en lugar de almohadillas, cartapacios? Yo apostara que una mujer de estas, las sabanas que rompe de noche buscando a vuelcos los conceptos, no las remienda de día, por escribir los conceptos que buscó entre las sabanas, y leérselos a sus conocidos”. “También apostara que si estando escribiendo, ve que se le cae un hijo en la lumbre, por no levantar la pluma del papel, lo socorre tarde, o no lo socorre. Fuego de Dios en ella.
Se manifiesta una vez más el rechazo al sexo femenino. No cabe dudas que este pensador ha sufrido en su formación como ser humano. Sufrió de agresividad antifemenina con odio enmascarado. Tal vez deseaba dedicar un poema a otro hombre y en su época le era refrendado, tenía envidia, el goce oculto de la piel, la carne estremecida de la palabra. Y aquí se rompen los cantaros al ir a la fuente:
La mujer poeta es el animal más imperfecto y más aborrecible de cuantos forma la naturaleza, porque no hay animal de tantas tachas, que no sea bueno para algo, sólo ella no es buena para cosa de esta vida. Esto asentado, veamos ahora; por qué alaban, a Erina, Propersio y Rabisio? Claro está que porque hacía versos. Por lo que ellos la alaban, si me fuera licito, la quemara yo viva. Al que celebra a una mujer poeta, Dios se la dé por mujer, para que conozca lo que celebra.
Si le prestamos oído a uno de los refranes que aparecen en el refranero español (1598). Cuando dice: “A la mujer y a la mula vara dura”, “la mujer y la candela, tuérceles el cuello si las quieres buenas” nos damos cuenta que hemos sido muy discriminadas. Pero los tiempos son otros y debemos recibir todo lo que ahora se despierta ante nosotras. Son refranes cargados de humor, pero de mal gusto.
Fredo Arias, me mostró ejemplos de misoginia, pero también un caso de rechazo de muerte de la mujer para el hombre en “Versiones de romances viejos de ómnibus de poesía mexicana”. Esto me saca la risa. Y es ahí donde me pregunto y les pregunto. ¿Lo considero también mordaz?, ¿ustedes lo consideran? Amiga si te ríes con sinceridad entiende que esto puede ser también un rechazo inconciente hacia el hombre. O más bien una defensa conciente de nuestro propio sexo, atiendan:
Mi marido está en la cama, yo estoy en la cabecera con el rosario en la mano, rogándole a Dios que muera. Muchacho corre a la iglesia, dile al sacristán mayor que repique las campanas, que mi marido murió. Ya se murió mi marido, ya se murió el majadero, y ya no habrá quien me diga: “¿En que gastas el dinero?” Que le cerquen el camino, no se les vaya a escapar. Muchacho corre al panteón, dile al maestro albañil que le apriete bien la tierra, no se les vaya a salir.
Otras mujeres poetas también han padecido este rechazo. Veamos a Sor Juana Inés de la Cruz:
“Hombres necios, que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis...”
Esta claro que la literatura universal tiene muchos ejemplos de rechazo que surgen de los propios reproches. De esos reproches que alimentan los seres humanos. He escuchado a más de una mujer decir: “Yo tenía que haber nacido hombre, para ser más libre o para hacer cosas que en la mujer son mal vistas”. Seamos felices con lo que somos y luchemos por adornar nuestras vidas con el arte, con la poesía como regalo. Y en la vida quedemos bien con nosotras mismas.
Guardo en un rincón de mi memoria un poema donde el hombre le canta a la mujer con maestría, con el ángel que invade a la ternura. “La que soñó, la que fue soñada” del holguinero Ronel Gonzáles Sánchez (Holguín 1971):
Yo Amé a Alejandra en secreto y Buenos Aires caía de lado sobre mi, hundía su filo en mi rostro inquieto. Juro que la amé, indiscreto como soy, no- cuerdo, raro. Ella inventó el desamparo, el infierno musical y yo la amé hasta el final violento de su disparo.
José de Espronceda (1808- 42), en su “Canto a Teresa”, también nos hace ver el desbordamiento de amor hacia la mujer. Muchos son los poetas que nos han amado en su poesía. Esto nos lleva a no sentir rencores contra el sexo masculino.
Se dice que algunos bardos cuando son rechazados sienten placer y escriben sentidos poemas. Ejemplos como Gustavo Adolfo Bécquer, Amado Nervo entre muchos otros. Es la fantasía que goza con la tristeza, con el amor imposible. Edmundo Bergler dijo: “Los escritores y poetas a través de los siglos consistentemente han mal interpretado el problema del amor. (…) lo que pueden obtener del amor es solo el deseo inconsciente de que lo maltraten.
Se bien que el estado de dolor se presta para componer obras de realzado lirismo; pero no estoy de acuerdo en que disfrutamos con ello. No siempre los poetas son abandonados. Tampoco tienen tan mala suerte como quiere hacer creer Bergler. La vida es de circunstancias. Los estudiosos de la mente del hombre no se equivocan cuando al explorar afirman que los mejores poemas han nacido del desamor. Todo ser humano busca alcanzar lo inalcanzable y es eso lo que le desvela, el sueño que escapa, lo que alcanza con la punta de los dedos, los poetas lo exteriorizan en la poesía porque tienen esa gracia. Reciben el golpe y la fiesta poética se desencadena.
Es que los filósofos y psicoanalistas también disimulan sus traumas, deben orientarse primeramente desde su yo, conocer sus valores y el poder de denuedo que tienen ante los problemas sino con qué responsabilidad podrán hacer un estudio sobre la psiquis humana. ¿Cómo podrán orientar su rumbo en el gran misterio que es el hombre? Coincido con Sigmund Freud cuando dice que un artista abstinente es algo apenas posible. El poeta tiene un carácter introvertido, de pronto con valentía saca un cúmulo de experiencias, vivencias y deseos y los derrocha para alimentar su ángel como estimulo creador. Esto hace al poeta un hombre original que no le hace resistencia a su cuerpo. Reina junto a sus impulsos. No importa si es hombre o mujer, el poeta disfruta sus fantasías y defiende su discurso.
Un estudioso literario cuando hace una indagación de género, el principal objetivo no es arremeter una campaña con la obra del sexo opuesto, es reseñar, sacar del anonimato la obra de creadores que sufren el olvido. Unir, exaltar, defender lo que consideramos bueno. No estoy invitando a las poetisas a competir con el sexo opuesto. Las estoy invitando a penetrar en su obra. La capacidad intelectual es un logro del ser humano. No perdamos el tiempo en una guerra. Siempre llevan al derrumbe, a la conmoción del ser, al camino punzante, al horror sentimental que termina en reproche. El llanto compulsivo y neurótico, no edifica, destruye. En honor a la literatura que el juicio feminista palidezca, que se convierta en canto de esperanza y que el machismo ahogue su viudez en la carne viva de la poesía.
Persigo compartir con ustedes este enunciado de Ortega y Gasset en “masculino o femenino”: “El hecho de que al pensar en el hombre se destaque primeramente su afán hacia la mujer, revela, sin más, que en esa época predominaban los valores de feminidad. Sólo cuando la mujer es lo que más se estima y encanta, tiene sentido apreciar al varón por el servicio y culto que este rinda”. (1927)
Ambos necesitamos uno del otro, el complemento del hombre es la mujer en todas las facetas de la vida y los dejo reflexionar con una valoración de Salvador de Madariaga en “Anarquía o Jerarquía”:
Apenas nos damos cuenta de hasta qué punto es esencial el lugar que la mujer ocupa en la civilización de un país. La tradición viva es suya. Si ella, que recibe la cera virgen del alma infantil, no se cuida de imprimir en este material las primeras emociones, dulzuras, símbolos y leyendas, es inútil que vengan después el maestro, y el libro, y el periódico, y el discurso. Ella crea el ambiente: el gesto suave, la voz blanda, el ademán acogedor, o el gesto adusto, la voz arisca, el ademán esquivo: jardín de flores morales y afectivas o arena de desierto maldito, de ella depende lo que ha de ser el hogar. La salud física y moral de la nación, de sus manos sale y con su sacrificio se alimenta. (1936)
La discriminación a la mujer es innegable en el mundo entero. Existe la disparidad de género. En África la mujer solo se ve como paridora. Incluso las niñas acuden menos a las escuelas y la mortalidad infantil aumenta por enfermedades prevenibles.
Las mujeres paren en condiciones precarias, sin acceso a la educación y hasta al agua. Aumenta la tuberculosis, el paludismo y el sida. La mitad de la población del mundo es discriminada por razón de género. Nacer mujer significa ser un ciudadano de segunda. Dos tercios de los analfabetos del planeta son mujeres y niñas, medio millón de mujeres mueren cada año durante el embarazo y el parto, dos tercios de los menores no escolarizados son niñas, hay más mujeres afectadas de sida que hombres.
También La Biblia ha sido acusada de apoyar la discriminación de la mujer. Tertuliano, teólogo del siglo III, afirmó que la mujer es “la puerta del diablo”. Y hay quienes, Biblia en mano, la presentan como inferior al hombre y de este modo muchos creen que las escrituras sagradas justifican la discriminación femenina. Un ejemplo es Elizabeth Cady Stanton, una de las primeras defensoras de los derechos de las ciudadanas estadounidenses. Ella sostenía esta opinión: “La Biblia y la iglesia han sido los mayores obstáculos en el camino de la emancipación de la mujer”. Con referencia al Pentateuco, los primeros cinco libros de las escrituras, decía: “No conozco otro libro que preconice o promueva tan plenamente el sometimiento y la degradación de las mujeres. Muchas personas siguen opinando así.
En las Escrituras Hebreas dice: “Tu deseo vehemente será por tu esposo, y el te dominará” (Génesis 3: 16). Muchos dicen que Dios autoriza al hombre a avasallar a la mujer. ¿No será que algunos se aprovechan de eso? Tanto Adán como Eva estaban hechos a la imagen del creador, quien les había impuesto el mandato: ser fructíferos, llenar la tierra y dominarla. Para ello, tendrían que trabajar en equipo. (Génesis 1:27, 28). Esta claro que nadie tiranizaba a nadie. La ley de moisés condenaba la violación y la prostitución (Levítico 19:29, Deuteronomio 22: 23-29), así como el adulterio, el cual condenaba con la muerte a ambos (Levítico 20:10), lejos de discriminar a la mujer, la elevaba y la protegía contra las vejaciones habituales en países vecinos.
Luego se dice que en toda sociedad es necesario que haya un orden para su buen funcionamiento. Por lo que el varón debe ser la cabeza de la mujer y guiarla. En la actualidad tanto la mujer como el hombre tienen el deber de llevar el sustento a la casa, y tratarse en igualdad de condiciones, sin subvalorar a la mujer. Nadie quiera justificarse con la Biblia. Salvémonos de la mediocridad, juntemos nuestros cuerpos como uno solo y la vida será ese paraíso que el mundo necesita.
Es real que a través del tiempo la mujer ha tenido que librar luchas, incluso a la obra de vestirse y de presentarse a los demás, en el libro Por andar vestida de hombre de Julio César Gonzáles Pagés observamos:
La célebre escritora feminista que firmaba con el seudónimo de George Sand vistió de hombre. Su verdadero nombre fue Amandine-Aurore-Lucille Dupin, baronesa Dudebvant. Luego de divorciarse de su esposo, Aurore, comenzó a preferir el uso de vestimentas masculinas y fumar cigarrillos, aunque para ciertas reuniones sociales continuaba vistiéndose con prendas femeninas.
La ropa masculina le permitió circular más libremente en Paris, y obtuvo de esta forma, un acceso a lugares que de otra manera hubieran estado negados para una mujer de su clase social. Aunque como consecuencia de estos actos, ella perdió una parte de los privilegios que obtuvo al convertirse en baronesa. (Duby y Perrot, 1992) (González; 2012: 114)
La única solución que buscó la mujer escritora para burlar al otro, no ha sido solamente vestirse de hombre, también a la hora de participar en concursos literarios muchas han firmado con seudónimo masculino, está estrategia la han usado Ana Rosa Díaz Naranjo y Odalys Leyva de manera acertada, también al abordar en la poesía un tema filosófico, existencial e histórico han sacado el discurso desde una ambigüedad donde lo importante es el mensaje, no el emisor, pues aún quedan rezagos en el pensamiento de críticos y editores. Es un modo de demostrar que existe discriminación universalmente. ¡La mujer ocupará el lugar que le pertenece! |
MSc. Odalys Leyva Rosabal (CUBA)
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Editado por el editor de Letras
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