Festín |
Los pollos rubiamarillos se visten de girasoles (sombreros de caracoles y lazos de canutillos). Son muy graciosos, ¡qué pillos!: me piden otro peinado, de maíz bien adornado con guayabas, y ciruelas en los zapatos: las suelas de frijol y mantecado. Un bolso de caramelo con el broche de frambuesa , hebillas de mango y fresa para recogerse el pelo. Quieren que se alfombre el suelo con flanes, galletas finas, turrones –¡oh golosinas!–, ciruelas, naranjas, péter... ¡y, para el invierno, un suéter con jugo de mandarinas! Por cama, rojos melones y –como si fuera poco– una frazada de coco; en la funda, dos anones, y un piyama de tostones... No me falla la memoria: de espejo, una zanahoria; las gavetas, de tocino... Me saludaron: “¡Pepino…!”, y ahora sigo con la historia... —¿Tienes flan de calabaza, unos granitos de soya, una dulce chirimoya? ¡No tenemos en la casa! (Que no cocinen con grasa, o perdemos la figura...) Mucha ensalada y verdura, un delicioso batido... ¡y que nos hagan el nido de cilantro y raspadura! Dicen que van a la fiesta que se le ofrece al paisaje. (Con un tejido de encaje se engalana la floresta.) Canciones, valses, orquesta que debuta en el rosal... –¡Como tarima, un panal!– gritó un pollo inteligente... y se desbordó la fuente, desde un mágico cristal. |
Odalys Leyva Rosabal
odalysleyva@pprincipe.cult.cu
Poesía para niños de Odalys Leyva
Rosabal, del libro El Capitán de Becerra
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