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Cada siglo es un calibre de volcanes |
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Vuelvo paciente en las palabras, dosis de sueño hasta lo efímero. ¿A dónde van mis golondrinas, su tristeza? A cuestas llevo fugas, estaciones de trenes para tejer el mundo sin abrumarme por Witman o Pavese; cada siglo es calibre de volcanes, ganancia para descifrar diálogos hasta que el hombre encuentre un destino sin neblina. El mundo es adulterio, fracaso de Dios para nombrar el pánico. Van Gogh, no tuvo nidos desató barajas en un mapa de sombras, existencia, escombro demente echo universo. Cuando las costillas defienden el oleaje y la tristeza esconde esa ruta de animales en celo, sin hijos que duerman sus campanas, ni dancen a orillas de un Amazonas donde presagie el diablo, soy el lindero de mi lengua, magia de estertores zodiacales. He de parir mariposas en el rebaño sin escarbar lasitudes, solo lloviéndome, musicando el Adán de mi serpiente, asombro de nacer vendaval de nostalgias porque la tristeza es un gigante que desata bridas al naufragio.
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Odalys Leyva Rosabal
odalysleyva@pprincipe.cult.cu
Del libro "Meditación del cuerpo"
editorial Ácana de Camaguey, Cuba
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