AL PACINO: "Actuar en el cine es como pintar un cuadro" |
A los sesenta y dos años y con alrededor de cuarenta películas en su filmografía, Alfredo James Pacino no es solo una leyenda del cine sino también una presencia permanente en las carteleras de todo el mundo. Aunque se tomó unas largas vacaciones y durante dos años no se supo nada de él, ahora ha regresado dispuesto a bombardear a los amantes del cine con siete largometrajes muy diferentes entre si. Lo vimos reaparecer con "Insomnia" de Christopher Nolan, y ahora podemos disfrutarlo en "Simone" de Andrew Niccol, en donde hace de un productor de cine que decide recrear en una computadora a una estrella de cine que acaba de abandonar su proyecto. Luego vendrán "People I Know", con Kim Basinger y Téa Leoni, en donde encarna a un publicista involucrado en un escandalo, "The Recruit" de Roger Donaldson, en donde hará de un instructor de la CIA que también trabaja para el gobierno chino, "Gigli", de Martin Brest y "Angels in America" de Mike Nichols, filmes en los que solo tiene papeles de reparto. Como si todo esto fuera poco, en algún momento llegará a las salas comerciales "Chinese Coffee", su segundo trabajo como director y en donde también hizo las veces de protagonista, como un escritor que durante toda una noche discute su vida con un fotografo (Jerry Orbach). |
- En "Simone" se comprueba que usted puede ser un actor muy divertido y sin embargo daría la sensación de que esta es su primera comedia. ¿Por qué ha mantenido guardada su faceta de comediante durante tanto tiempo? - Por ninguna razón en especial. Supongo que tiene que ver con como se dan las cosas. Uno empieza haciendo un tipo de películas y luego te asocian con determinado género. Hice un papel de reparto en "Dick Tracy" unos años atrás pero como tenía tanto maquillaje encima no mucha gente le hizo caso a mi participación en esa película. Vamos, a decir verdad, siento que no soy muy bueno como cómico, porque me cuesta mucho contener la risa. En realidad yo empecé haciendo comedias. Cuando recién comencé, trataba que todo lo que hacía fuera divertido. Formaba un equipo con otro actor y con el haciamos varias rutinas, porque en aquella época ya estaba Second City en Chicago y siempre estaban incorporando comediantes nuevos. Pero en aquel entonces me di cuenta que yo no podía ser divertido todo el tiempo, solo cuando me lo proponía. Y eso no funciona en el mundo de la comedia, que dicho sea de paso, es un genero muy difícil. Lo cierto es que no es algo que haya hecho muy a menudo después de que comencé mi carrera cinematografica, y si lo hice en "Simone" fue porque me topé con un guión muy gracioso y donde había un muy buen personaje para mi. Creo que la historia que propone el film es muy graciosa, y esa es la razón por la que acepté hacer la película, además me pareció que Andrew Niccol había escrito algo que no solo era divertido sino muy provocador y muy diferente. El hecho que Andrew fuera el guionista de "The Truman Show" también ayudó a convencerme. El quería que yo hiciera este papel y me pareció que si el pensaba que yo era el actor indicado, tenía que darle la oportunidad de comprobarlo... - ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con una actriz virtual? - Fue muy difícil. Hubo un momento en que yo también me sentí un poco virtual. Con ciertos actores de carne y hueso puedo trabajar mucho con la improvisación. Yo propongo algo y el actor me devuelve algo diferente que a su vez me da una idea para hacer yo algo distinto. Y si no nos gusta como ha quedado, pues lo hacemos todo otra vez. Pero frente a un actor virtual uno no puede improvisar de la misma manera. En este caso no fue tan grave porque en la historia mi personaje está trabajando con una actriz virtual. Ella también es un personaje de la película. Si yo estuviera haciendo un film en donde ella no fuera una actriz virtual, las cosas hubieran sido distintas, pero como en el film el espectador sabe que ella es solamente una imagen, la experiencia no fue tan complicada. - ¿Cuan difícil es para usted encontrar buenos guiones en la actualidad, comparándolo con lo que le llegaba diez o veinte años atrás? - La diferencia es que dos décadas atrás el material siempre tenía más energía sociopolítica que lo que se lee actualmente. De todos modos a mi siempre me gustó interpretar una variedad de personajes. Cuando yo era muy joven trabajaba en compañías teatrales de repertorio, que iban de ciudad en ciudad llevando diferentes obras. En la misma semana yo podía interpretar cuatro personajes distintos. Recuerdo que siempre pensaban en mi para el mismo tipo de papel, y no siempre me salía tan bien. Otras veces lograba convencer al director para que me dejara probar un personaje que parecía llevarse a las patadas con mi físico y mi personalidad. y sin embargo lograba mimetizarme como ese personaje. Lo que yo aprendí entonces es que en la actuación no hay fórmulas que te garanticen nada. Siempre estás a la merced de tu inconsciente y de tu imaginación... - ¿Puede mirar sus propias interpretaciones con objetividad? - Al menos lo intento. Yo creo que actuar en el cine a veces es como pintar un cuadro, y uno tiene que mirarlo de esa manera. En el teatro uno no puede mirarse, pero en el cine, uno puede ver lo que está haciendo a medida que se filma la película e ir mejorando cosas, como lo haría un pintor con su cuadro. Uno no le presta atención a si se ve bien o si dice las cosas correctamente, sino a como queda con respecto al contexto de la película. Por supuesto, siempre me siento bien cuando mi trabajo resulta creíble y es una buena película, y otras veces me veo en un film y me agarro la cabeza. Hay veces que me hablo a mi mismo, y me digo: "no, Al, lo volviste a hacer, ¿por qué tuviste que volver a meter la pata de esa manera?" - Sus colegas suelen conmocionarse cuando hablan con usted por primera vez. ¿Cómo hace para que sus compañeros de reparto y la gente en general puedan relajarse y tratarlo como a una persona más? - Es todo un tema en mi vida, porque yo me olvido que he estado dando vueltas en el cine durante tantos años. Supongo que tiene que ver con cierta necesidad de preservarme y no sentirme tan viejo. Pero de vez en cuando lo pienso y me doy cuenta que a esta altura de mi vida he acumulado una buena cantidad de películas. Y cuando me encuentro con gente que no me conoce, ellos no me ven a mi sino a mi imagen, producto de todas esas películas mías que han visto. Muchas veces es gente que ha crecido mirando mis películas. Pero también se que esta gente en algún punto también lo piensa y se da cuenta que yo soy una persona normal, que no soy la imagen que ellos tienen de mi en sus cabezas. Después de un ensayo o un par de encuentros esta situación tan extraña se desvanece y volvemos a ser actores compartiendo un proyecto... |
gentileza de Gabriel
Lerman
gabito@aol.com
http://www.gabrieldelerma.com
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