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La máquina de atrapar peluches Poema de | Inéditos |
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Sigo aquí; No
comprendo por qué Por más que coloco la garra de metal encima y justamente encima de la cabeza del oso disfrazado de bombero, y por más que la hago bajar con precisión sobre ella, el oso se escapa. Miro
entonces el esfuerzo ajeno. Las cinco o seis veces que una sola persona es capaz
de intentar e intentar. Yo intento una vez por ocasión que visitó a la máquina
atrapapeluches. Respeto el devenir del azar más que el del mérito. Pago mi
moneda de 5 pesos por una jugada azarosa y espero con ansia de revelación ese
peluche. Lo espero como se espera el oráculo de la máquina de circo que adivina
el futuro. La
garra metálica no tiene fuerza; eso me molesta. Me enerva su ausencia de
tensión. Para insuflarla de fuerza aprieto mi mano con la inocente esperanza de
transmitirle a la garra una orden muscular. Esta máquina no tiene sentido, no es
como el dispositivo que le permite a mi madre respirar mejor de noche. Esa caja
que le da aire mientras duerme. Esta máquina no tiene misión en la vida, ni
siquiera atrapar los peluches. Su misión es acaso sostener esa posibilidad: la
de un día finalmente tirar al changuito por la ranura de salida. Nunca
disfruté las maquinitas de videojuegos en la niñez, ni siquiera el Pac-Man.
No pude ser una de esos niños que se aferran a ellas y entrenan como si fueran a
ir a la guerra. Tampoco logro aferrarme a la máquina de atrapar peluches, pero
me relaja ver a los ludópatas pescar muñecos. Veo cómo se vacía el contenedor
transparente. Tengo una epifanía: me veo a mí, niña gimnasta, en la alberca de
hule espuma entrenando la fuerza de las piernas, solo que los peluches ocupan el
lugar del hule espuma. Corro, cargo esta musculatura entre osos polares y
pingüinos con moños. Yo, la máquina de pisotear peluches. Esto es una escena de David Lynch, la máquina de atrapar peluches encendida, con sus colores neón titilando en medio de un centro comercial vacío o en un paradero de Tanzania. La música circense sonando para nadie mientras la garra se desplaza al acecho de un pollo en forma de bola. El eco de esa música y los destellos coloridos de la máquina atrapapeluches en ningún lugar o en cualquiera. Ella es todo lo que habita. |
Poema de | Inéditos
La autora:
Isaura Leonardo / Ciudad de México, 1984. Poeta y trabajadora autónoma en el medio editorial. Estudia por su cuenta todo lo que puede, sobre todo lo relativo al cuerpo enfermo, la enfermedad, la guerra, las mujeres combatientes y el testimonio.
Publicado, originalmente, en: Periódico de Poesía 24 octubre, 2022 / Inéditos
Periódico de Poesía es una publicación editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Dirección de Lteratura,
Link del texto: https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/la-maquina-de-atrapar-peluches/
Editado por el editor de Letras Uruguay
Email: echinope@gmail.com
Twitter: https://twitter.com/echinope
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