Matar al mensajero |
“...si quieres enemigos ya los tienes, |
Si
eres de los que matan al
mensajero portador
de malas nuevas,
no me mates a mí
ni te suicides y
búscale
el lado bueno
a esta primicia: no
te amo
ni te amé
ni te amaré nunca, del
modo que querías
y que no pude. Eso
es verdad,
no caben dudas. Pero
es muy probable
que te quiera y
que te siga queriendo,
a mi pesar y al tuyo. Y
hay algo irrefutable en
esta tormentosa historia (y
a las pruebas me remito) si
bien ya somos,
uno del otro,
pretérito imperfecto, lo
que pasó
fue sublime
y a la vez terrible, la
guerra
y la paz, la
tempestad,
la calma, luz
y tiniebla,
soledad y compañía, bálsamo
suave
y vinagre amargo el
oro del Rey Midas
y el lodo del pantano, la
brisa fresca y el huracán furioso, |
frío
invernal
y calidez de otoño, dicha
y placer,
tortura y quebranto, el
sueño matinal,
el insomnio nocturno
y la peor pesadilla. El
mayor pecado
y la más terrible culpa, la
condena implacable
y hasta quizás, el
posible perdón
y el imposible olvido. Y
si me fui y volví
cien veces, para
volver e irme
otras tantas, no
fue por no quererte
sino por tener
el alma trashumante
de poeta. Que
no queden en
el camino odios
ni rencores. Recuerda
que yo
sólo sé hilvanar
algunos malos versos e
intenté inventar
aburridas historias, tú supiste bienleerlos. |
María Rosa León
Buenos Aires - Argentina
Del libro “Travesía”
LEO Ediciones Artesanales
(En prensa) 2009
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