Silencios elegidos |
No sé qué silencio usar para hacer el monumento del sonido tal vez el fragor de las cascadas en las vísceras del hielo contenido tal vez el del zumbido derramado de un caracol triturado, hecho añicos o el silencio que queda en los abismos después que cae un pájaro herido. Puedo usar el silencio de los astros, que se apagan en la carne de los siglos —no quiero el silencio que sucede a las balas de ningún suicidio— puedo usar el sonido de tu boca cuando en un beso infinito nos hundimos o el silencio del silencio cuando saltan por el aire los desollados ruidos de la ciudad que se debate en mi ventana. Hay otros sonidos de martirio que dejan silencios mucho más dolorosos esas trompetas con que nos derretimos volando como evaporados pozos. Ya elegiré bien con cuidado los ladrillos de mi torre para construir la anatomía de la música donde tú y yo vivimos. Ahora me preocupa el pedestal la base donde quedará erigido la palabra que diré para ofrecértelo Porque de tantos silencios elegidos si digo el término equivocado podría derrumbarse mi obelisco. ¡Creo que he encontrado el material más adecuado! es el silencio de la palabra olvido. Ahora puedo cantar ¡canta conmigo! el monumento cantará callado. |
Jorge Lemoine y
Bosshardt
De "Nave para todos los diluvios"
A María Mónica Collazo
Ir a índice de América |
Ir a índice de Lemoine y Bosshardt, Jorge |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |