Orden de palomas |
Entre acordes esparcidos por el aire, vuelan, giran locamente algunas palomas suburbanas Me parece tan justo que estén navegando en el cielo de esta mañana que no imagino dónde viven por la noche. De la iglesia abierta emanan ráfagas de música el aceite melodioso del órgano. los árboles enjuagan en la música sus crispadas cabelleras. yo camino plaza abajo. Quién sabe si alguien se pregunta qué hago pasando por aquí, quién soy, de qué huyo, en qué colchón de quién sabe qué historia voy a revolcarme. No, hay demasiadas alas en el mediodía. Yo y cada cual somos parte de la casualidad O de un aglomerado manojo de indescifrables voluntades. ¿Quién indaga un profetizado orden de las palomas, el justo cántico que se derrama los dedos del organista el culpable arrodillado el pisoteado cigarrillo del asesino nocturno? No nadie se pregunta por mí. A quién le importa saber adónde voy. Y, después de todo, ¿adónde voy? Tal vez ni siquiera estoy pasando por aquí Ni siquiera aquí. Ni. |
Jorge Lemoine y
Bosshardt
De "Nave para todos los diluvios"
A María Mónica Collazo
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