Mares anudados |
Quisiera que fueras sucia alguna vez con el olor bullicioso de los rinocerontes que en ti habitaran duendes diminutos una constelación de piojos labriegos y mineros de tu pelo y de tu piel ellos me podrían contar de su amor planetario de los hormigueros luminosos de las madrigueras amadas donde mi lengua no puede envainarse y pasa a veces como un glaciar quemante como un mar al galope. Ellos me podrían decir las diminutas rosas las quebradas los terribles cañones de tus huellas dactilares los aljibes insondables de tus poros ellos conocerían los remotos senderos las vertientes los guijarros las olas enterradas de tu pecho tus pezones como cúpulas sagradas sagrados como templos todos los jardines cada cementerio. ellos acamparían bajo el trébol fresco el que crece en la desembocadura de tu cuerpo continental ellos ordenarían tras nuestras enamoradas batallas los húmedos minerales de la savia tibia las herramientas exhaustas del amor. Quisiera recorrerte como una lagartija esconderme bajo cada piedra mirarnos a los dos crepitando como mares anudados y ser a veces mar y a veces caracol. |
Jorge Lemoine y
Bosshardt
De "Nave para todos los diluvios"
A María Mónica Collazo
Ir a índice de América |
Ir a índice de Lemoine y Bosshardt, Jorge |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |