Impacto |
Entonces miró hacia atrás. Tener los ojos en un lugar de la cabeza significaba siempre tener atrás. Giró espantado de la existencia, superior al sentido. Siempre faltarían escondrijos por alumbrar. Y esa ceguera a manchas. A ratos le ceñía el acecho. Antes de la muerte, se puede apelar a la locura, para vaciar el miedo. Pero ¿qué torpe pavor permitiría la intemperie de un loco o un sueño, un suicidio a medias, para escapar de un acoso? En seguida comprendió que era la imagen instantánea de lo súbito, de la sorpresa. En realidad, había querido girar. Pero ni siquiera percibió el segundo impacto. |
Jorge Lemoine y Bosshardt
De "Te acorralaré hasta matarte"
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