Naro aire,
Tal vez en una feria de cosas alegres hay racimos de globos, manadas de colores que capitanean la sonrisa de los niños. Tal vez en alguna parte hay payasos graciosos. Yo no puedo aceptarlo. Cuando veo una langosta de irisadas alas como una esmeralda voladora mi alma se ilumina con las costas de un mañana de promesas. Estoy empezando a comprender a algunos borrachos.
Estoy tan contento de esta tristeza que sería capaz de bailar por fuera del espejo y estar vestido de luto en la imagen dentro de él.
Pero no puedo decírtelo. Debo empezar la verdad por su sombra: por la mentira. A fuerza de tratar de parecer, de buscar actitudes estoy extraviándome en mis bronquios y ya no sé cuál es la salida. Quisiera poder compartir esta alegría con vos, ya te lo he dicho, creo; pero voy y vuelvo en un vaivén interminable como un péndulo sin decidir cuál es el dolor menos doloroso.
Imagino que cuando se desocupa una casa todo el mundo se pone triste por los días que ya no serán allí, en vez de sentirse feliz por los que fueron. Estoy casi seguro de que esto será más o menos lo que nos pasará. Yo te deberé años eternos en vez de pagarnos mutuamente un saldo de los siete que habremos compartido.
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