La madera abre su memoria |
Ni el musgo azul de los antiguos muros, ni el polvo sutil de la última luz, ni la sombra fatigada de tus muertos detienen la caída del atardecer en tu morada. Cada cosa ocupa su sitio en este ritual de las ausencias, excepto tú, el escriba, que deambula perdido entre las habitaciones deshabitadas. Pero he aquí que la madera abre la memoria a aquellas batallas donde la infancia prodigó inmortalidad a heroicos húsares de plomo; a las reglas, a las tijeras, a la aguja que devuelven al sastre a su taller de sastrería; a la cocina que aviva su fuego como un planeta que recobra su sol, y aún al rústico trasatlántico que reemprende en el lavatorio su travesía. La madera abre su memoria en tu vieja morada… La tarde es una astilla tenaz en el corazón del tiempo. |
Juan Carlos Lázaro
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