Entre la sombra y el fuego |
Entre la sombra y el fuego yo venero la casa cóncava de tus genitales, los campos dorados bajo tus pies, las leves orillas de tu delirio. Yo venero la arboleda que crece oblicua en tus axilas y la geografía de tu cuerpo que prefigura la de tu país según los mapas antiguos de los viajeros. Nada hay más tenue que tu luz de libélula arrancada del fondo de los planetas y que ese incesante flujo de raíces que se pierde lento entre las aguas. Yo venero la noche que crece y se agota en tu vientre, la luna de estaño que cuelga sobre tu ventana y a todos los astros que giran unísonos alrededor de tu sueño. |
Juan Carlos Lázaro
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