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Bajo el frondoso sol de verdes rayos
la ceiba ante el jaguar es un gigante,
lo es Yurupary. Y que se cante
el perfil de su mito retratado
como deidad o fabuloso hado,
como legislador de faz notoria,
heroico en su lid. Loor y gloria
para Yurupay y su legado.
Cual fabuloso ser de luz y fuego,
fue emisario solar y fue su cuna
la cilíndrica piedra de la luna
y al ser cósmica voz, desata al viento
con su huracán de detonante acento,
y así Yurupary, se manifiesta
como adalid con la cabeza enhiesta,
y su cósmica voz es la que siento.
Nacido de un virgen de leyenda
que se comió la fruta prohibida,
Yurupary, destácase en su vida
por ser un héroe, pero no de aceros,
su cuerpo es musical con agujeros
de flauta fiel a bíblicos sonidos
para los ritos étnicos unidos
con pájaros de selva y con jilgueros.
Su territorio abraza el largo río
del Vaupés, del Guaviary, el Orinoco
y el Amazonas que con selva evoco.
Allí a Yurupary, su grey lo aclama,
como adalid heroico de fama
con sus etnias en rito: los desanos,
los cubeos, los guananos, los kucanos
y entre tribus diversas se le aclama.,
Entre llanos y bosques amazónicos
la voz del héroe legendario siento
y vése verde y amarillo el viento
huracanado en flecos cual bandera
de vieja guerrería de la era
en que el indio se enfrenta trocha a trocha
a la fauna voraz y a la tambocha,
destructora, selvática y guerrera.
En torno al adalid se rinde culto
y se celebran los solemnes ritos
de tradición tribal, de antiguos mitos
y así Yurupary se da su tono
del ser el conductor, y el himno entono
para rendirle culto a su figura
de gran legislador, siempre a la altura
de sabio razonar. Con él razono.
Y a sus leyes acudo tan severas
defendiendo del hombre sus derechos
con argumentos tensos, con peltrechos
de su fiel patriarcado, y se cuestiona
si por fin la mujer, su voz entona,
y hay que cantar el reto que ya empieza
del matriarcado en lanzas de entereza
y así surge el perfil de la amazona.
De igual a igual se arma la epopeya
con lanzas coloradas y macanas
con la flecha letal y cerbatanas
contra el explotador de aquella tierra
de esclavizada explotación aterra
que se siga explotando aquellas zonas
de heroínas de ayer: las amazonas
con un Yurupary en pie de guerra.
La explotación del indio y su vorágine
llega a mi canto épico de acero,
enfrentándose al rol encomendero
de cruces negras y poder maldito.
Si el reto de los indios fue proscrito,
Yurupary resurge en esta gesta
con mi canto insurgente de protesta,
para que se oiga el justiciero grito,
Yurupary llegó a poesía
sin el estigma del pastor ladino
de verlo con perfil luciferino,
siendo su nombre bíblico, y lo anhelo
para tañir campanas con revuelo
en la indígena torre de su alma,
viéndolo, luego, convertido en palma
de alta luz hasta alcanzar el cielo.
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