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Nuevo éxodo
por Ramiro Lagos
r_lagos45@hotmail.com 

A la tierra prometida
marcha el pueblo codo a codo
y emprende su largo éxodo
huyendo de esclavo oprobio.

La esclavitud de Juan Pueblo
tiene sus hitos históricos
con largas huellas de éxodos
y de trabajos forzosos.

A la tierra prometida
marcho hoy y me la tomo
como tierra del Señor,
y que se abra el mar rojo.

Sigue el éxodo extendido
por el desierto y me topo
con una senda hacia Dios
y otra al becerro de oro.

A la tierra prometida,
Yo, voz del pueblo, convoco
a los esclavos del mundo
siguiendo a mi Cristo roto.

En este valle de lágrimas,
yo desplazado me expongo
a ser pasto de zozobras
o ser del buitre despojos.

Los desplazados del mundo
por la pobreza y los odios
son oleajes humanos
de un mar de angustia tortuoso.

Cíclicos fueron los éxodos
de los desérticos foros
donde la voz del Señor
la oyen oídos sordos.

Huyen los pueblos del mundo
de su esclavitud de entorno
por el hambre o la violencia:
es masivo el episodio.

Cruza Cristo las fronteras.
que allí predican socorros
quienes lo niegan a voces
y desconocen sus rostro.

Hay que merecer la tierra
bajo el sol más luminoso
con Dios y sus mandamientos,
con sus huellas y sus focos.

El éxodo de emigrantes
y desplazados de acoso
tiene Cristos fronterizos,
tiene campos promisorios.

¡Ay, Cristo de los caminos,
desplazado Cristo roto
de la conciencia del mundo
ya no te oye el mundo sordo.

¡Ay, Cristo del emigrante,
a tu éxodo me acojo,
más acá del Río Grande,
más allá del muro de odios.

Hay en el sur y en el norte
largos éxodos de asombro:
carga el pobre más sufrido
pedazos de cruz al hombro.

Apostilla: Poema tomado del RIMADO DEL CRISTO ROTO, de poeta colombiano Ramiro Lagos. Hace énfasis  el poema testimonial al masivo desplazamientos de millones de gentes, víctimas de la violencia o de las guerras y víctimas también de la violencia económica que les ha obligado a emigrar causando un largo éxodo contemporáneo, siempre buscando la paz del Señor. Pero hay muros y persecuciones, que les perturban la paz en trágica frustración. Con todo, hay un camino de abrojos y otro esperanzador:: Cristo es el camino. Y la luz.

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