|
El cura bajo sus torres,
tuvo fe en la teología
de la liberación, y un día
quiso al pueblo liberar
con la justicia cristiana,
y empuñando su macana,
armó su misa campal.
Como escolar de Lovaina
era sabio en la Escritura
y el mensaje fue del cura
para la liberación
de aquel cristo maniatado,
colectivo y explotado,
y explota chispas su voz.
Pregonero de verdades
que están en el testamento.
inició su movimiento
predicando su verdad
en el burgo y en la villa
y sembró su gran semilla
en la mente comunal.
La fe con acción se canta
en las campanales misas,
exponiendo las premisas
bajo su luz teologal
ante el Cristo de la era
que al pueblo raso libera
sin rezos, con sólo obrar.
El cura frente a sus torres.
por su fervor, no fue rojo,
ni comunista al antojo
del primate oscuro o gris.
Fue comunero en su lucha
justiciera, y quien lo escucha
escucha al Cristo en su lid.
Torre de torres armadas
de hormigón y de escarlata
torres de oro y de plata,
de conquista y heredad.
Fray Justino escala gradas
de las torres consagradas
con su bandera social.
Desciende del altiplano
aburguesado y ladino,
y se consagra al destino
de Juan Pueblo, con su grey,
bajando a tierra bravía
a extender la teología
justiciera por doquier
El cura se tira al monte
con su evangélica diana
y desgarra su sotana
y fue un cruzado marcial
cargando su cruz a cuestas
y a la historia de sus gestas
yo las canto cual juglar.
Al ser rebelde lo acusa
como apóstata, la curia
por delatar la penuria
que se vive en el país
y se toma la palabra
del Evangelio, y que se abra
la Biblia si no es así.
Su voz define su credo
ante el líder doctrinario:
“Entre Marx y mi breviario,
nos separa sólo Dios”
y en el campo justiciero.
Cristo rojo fue el pionero
de su gran revolución.
Los poderes de la tierra
son de Dios, no son feudales,
con sus trigos comunales,
de comunión por la paz,
y la sentencia es propicia:
“sin el pan de la justicia,
no se puede comulgar”.
Así predicaba el cura
en sus misas comunales
ante grandes gamonales,
terratenientes del sol
latifundido en sus llanos:
“Si somos justos y hermanos,
la patria es tierra de amor”.
El cura se sube al monte
del Gólgota con su cuita,
allí muere y resucita
predicándole a la grey
como cristo comunero
que le traza derrotero
a la justicia con fe.
Gloria al espíritu santo
y al espíritu del viento
que difunde el testamento,
del cura a la multitud.
Gloria a Dios en las alturas
y al Cristo sin ataduras,
liberador con su cruz.
|