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Entre las dos lenguas,
al fin nos entendemos con la tuya,
al fin nos entendemos con la mía
con tacto...
sin hablarnos.
Solo con tu caracoleo lingual
y a giro de intercambio,
nos entendemos,
nos traducimos con palabras dulces.
Confite musical, tu lengua vibra
con tu caracoleo a flor de labio
y haces el amor al desatar los ritmos
del diapasón oral mas placentero
hasta inventar un vals de giros árabes.
Al vals, al vals,
tu lengua bailarina serpentea,
un poco revoltosa al gusto
pero atenuada de arebescos mimos,
y sin ser un áspid peligro,
caracolea y encanta.
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