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El
país se invade de sus sombras negras:
los buitres llegaron, llegaron los cuervos.
Formaron sus bandos y en bandas dividen
los llanos, los valles, las tres cordilleras,
formando consorcios los pájaros negros.
Los esbirros siembran de cruces la tierra.
La sacrificaron y una cruz pusieron
de oriente a occidente, y de sur a norte
en el ciclo oscuro de las encomiendas
y en las torres altas de largos silencios.
Las águilas llegan cual negras palomas
y pueblan sus feudos y pueblan sus cielos
y al palacio llegan y a los capitolios
hasta el campo llevan su siniestra sombra,
las águilas vuelan cruzando su imperio.
En el fondo oscuro de los sacrificios
se ve que hay palomas de plumaje negro:
Y !saber que hay plumas que escriben con sangre
su historia de patria, su credo, sus himnos!
Y los buitres llegan agitando el viento.
Hay buitres y halcones que sacan la lengua,
que sacan los ojos, y el país ya ciego
ve entre las tinieblas al monstruo, y no nota,
al pájaro-pinta, que si canta el gallo,
es voz del sistema, de sus parlamentos
Las aves nefandas, se engordan, se agitan
y eructan su patria con sus presupuestos:
donde quieren clavan su pico y sus garras,
todo lo devoran, lo botan, lo agitan
los que son halcones, los de peso y pesos.
Los pájaros cruzan la selva, los hatos
y los latifundios de haciendas y miedos,
y el terrateniente se mancha de sangre
y el pájaro rojo se sangra de espanto
y hay buitres y cuervos en los derroteros.
El cóndor desciende de su andino flanco
y en vano hace patria frente a los congresos
de pájaros grises y de azules pájaros,
y hay hambrientos pájaros frente al capitolio
y pájaros rojos con sangre de pueblo.
A convite llegan los clásicos buitres
y en las azoteas del erario: cuervos
de ricos carteles, engullen, opiparos
el plato dorado con tufos patrióticos
y los buitres dejan de patria sus huesos.
Surgió la paloma al soplo de un rayo
y a la torre llega con paz de convento
y comulgan buitres con la misma sangre
los de cuello duro con los desplumados
comulgan los buitres, halcones y siervos.
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