Beatriz Iriart: Poeta del ostracismo por viviana marcela iriart, Buenos Aires diciembre 2010 |
Cuando
era niña Beatriz comenzó a escribir poemas con el mismo talento, también
llamado genio, con el que escribe ahora. Su temática era la misma:
la muerte. Apenas dejando la adolescencia comienza a publicar y a ganar
premios y menciones en su país, Argentina, y en el extranjero. Rápidamente
se convirtió en una estrella ascendente que encandilaba todo a su paso.
Su talento, aunado a su belleza, puso a los círculos literarios del poder
a sus pies. Beatriz iba camino a convertirse en una poeta famosa y,
trabajadora desde los 14 años para ayudar a su madre, a poder vivir de su
poesía. Pero las grandes editoriales seguían esquivas cuando una extraña enfermedad la puso al borde de la muerte: Lupus. Beatriz recibió la extremaunción y cuando todo el mundo esperaba la muerte de la poeta, la poeta revivió. Nadie sabe que diálogo tuvo en ese encuentro cara a cara con la muerte, pero la poeta se alejó para siempre de los círculos literarios, dejó de publicar, de participar en concursos, pero nunca dejó de escribir. La estrella en ascenso se convirtió en guerrera solitaria. Pasó muchos años luchando contra el lupus, trabajando en lugares infames, sufriendo por la falta de dinero que impedía que tuviera un mejor tratamiento; viviendo en apartamentos alquilados y la mayor parte en oscuras habitaciones de pensiones. Pasó por muchas universidades, derecho, letras, filosofía, sicología, de cada una aprendió lo que quería y no se quedó en ninguna. La enfermedad iba siempre con ella quitándole casi todo, desde el cabello a la vista, desde la posibilidad de tener a hijos a caminar, de tomar sol (enemigo mortal) a comer lo quería, pero ella nunca se dio por vencida. Y siempre le dio un chance al amor aunque con el amor le pasaba lo mismo que con el dinero: cuando creía que era bueno, resultaba ser falso. Sin embargo, Beatriz amó y fue amada. Vivió intensamente en medio de la guerra por salvar su vida que era su día a día. |
Después
de una década Beatriz le ganó al Lupus y se curó de una
enfermedad considerada crónica. Beatriz ganó y quedó entera, sin
rastros ni secuelas de la enfermedad, quizá porque esa no había
sido su primera batalla ni su primer encuentro con la muerte. La muerte la
acompañaba desde la adolescencia cuando era su invitada permanente, su
sombra amante que no la abandonaba por más desplantes que le hiciera la
poeta. La muerte queriendo arrastrarla con ella a los 15, a los 16,
a los 18 años… La muerte. Y
la poeta siguió escribiendo con una genialidad tal que, cuando hace unos
años atrás decidió volver a publicar, en Europa y Estados Unidos
la comparan con Sylvia Plath, Goethe,
Alejandra Pizarnik, Novalis. En
su país la ignoran y a ella no le importa, sigue alejada de los círculos
literarios. Ojalá
que con Beatriz Iriart no pase lo mismo que con Alejandra Pizarnki, que
sufrió la indiferencia de las grandes editoriales y tuvo que trabajar
duramente para subsistir. Alejandra muerta se convirtió en un gran
negocio editorial: produce grandes dividendos. Ojala que las editoriales no hagan lo mismo con Beatriz Iriart porque van a salir perdiendo: la poeta tiene pensado vivir por lo menos 200 años. Publicando, claro. |
DECRETO Cuando
partas los
cipreses no llorarán sobre
tu tumba porque
no habrá tumba sólo
recuerdos. ©Beatriz Iriart |
Este
año te cambiaste tu apellido, dejaste el López Osornio con el que se
te conocía y adoptaste el “Iriart”, ¿por qué? Es
un homenaje tardío a mi mamá a la cual le debo el haberme introducido en
el mundo del arte y la cultura, tomada de su mano como si fuera un juego,
cuando apenas comenzaba a caminar. ¿Cuándo
comenzaste a escribir? En
la primaria. Escribía composiciones que siempre ganaban felicitaciones y
premios por parte de las maestras y la escuela. Mi primera poesía la
escribí un día que mamá, yo tenía unos 10 años, me dijo que me
portaba tan mal como "Pepita La Pistolera". No sabía quién era
ese personaje pero escribí mi primer poema que llevaba ese nombre. ¿Tu
madre lo leyó? No
recuerdo, creo que no, y el “poema” se perdió. A partir de ese
momento, sin ser conciente de ello, escribir poemas se convirtió en parte
de mi cotidianeidad. ¿Hay
poemas tuyos que leemos hoy que escribiste siendo niña? Sí.
Decreto es un poema que escribí a los 11 o 12 años. ¿Se
lo diste a leer a alguien? No,
recién al final de mi adolescencia comienzo a mostrar mis poemas cuando
me relacionó con el movimiento de cultura underground, en cuyas revistas
me publican por primera vez a los 19 años más o menos. ¿Cuándo
publicaste tu primer libro y cómo se llamaba? Perspectivas y
lo publiqué en forma independiente en 1977. Era un libro pequeño, muy
sobrio, que fue muy bien recibido por el medio. Me convirtieron en una
poeta de culto en mi ciudad, porque decían que mi poesía no se parecía
a la de nadie. Pero a pesar de ese buen recibimiento, las
editoriales siempre fueron esquivas hasta el día de hoy: tengo tres
libros publicados y los tres son ediciones independientes. ¿Había
algún poeta, hombre o mujer, que te influenciara? No.
Cuando era niña leía la poesía obligatoria en la escuela, pero si bien
era una gran lectora de leyendas y cuentos, no lo era de poesía.
Admiro a dos o tres poetas, pero no siento que me hayan influenciado y
nunca quise escribir como ellos: Julio Cortázar, más conocido
como escritor que como poeta, de quien amo todo; Sylvia Plath y Alejandra
Pizarnik. Es
curioso porque en el prólogo de tu último libro, “La Muerte
Quiere...”, la profesora chileno-estadounidense Sonia M.Martin te
compara con ambas poetas. Sí,
a mí me llamó mucho la atención cuando lo leí, porque nunca sentí que
mi poesía se pareciera a la de ellas… ¡ellas son sublimes! Así
que recibí esa apreciación de la profesora Martin con mucho
agradecimiento, y como una gran distinción a la que tengo que
hacerle honor. Las
poesías que escribiste en tu adolescencia tienen una profundidad que sólo
te da haber vivido mucho. ¿De dónde sacabas tú esa profundidad? Los
sacaba de la vida, de la vida que nunca me mostró su cara más bella. Mi
niñez y juventud fueron una pesadilla de la cual todavía no puedo
despertar. ¿Por
qué? Mi
vida fue muy difícil desde niña, había mucho amor por parte de mi madre
pero poca alegría, aunque suene contradictorio. A los 10 años yo ya era
una anciana. Escribir poesía fue una manera de transmutar ese dolor. Y si
mi poesía de hoy es tan dolorosa como la de entonces, es porque mi dolor
fue y es tan leal que por decreto de vida no me abandona ¿Escribes
porque tu vida es dura? No.
Yo creo que el camino ya estaba marcado. Escribo porque simplemente la
poesía surge, nace, jamás me pongo a pensar porqué. ¿No
recibiste la influencia de los años ´70 cuando se endiosaba a los poetas
de vida trágica, los suicidas? No,
para nada. Yo leía a Cortázar, y él no sólo estaba vivo sino que
estaba lejos de ser un “poeta maldito”. Y cuando me relacioné con el
movimiento de cultura underground encontré que allí había un canto a la
vida, no a la muerte. Llama
la atención que tu poesía no refleja nada de tu vida. No,
mi poesía es independiente de mi vida, no me preguntés por qué
porque no lo sé. Cuando escribo yo me siento un puente entre la vida y la
muerte. ¿Sientes
que la poesía te salvó de tanto dolor? Sí,
ahora siento que me salvó y me salva del dolor, antes no. ¿Por
qué te alejaste de los círculos literarios? Abandoné
todo porque me sentía como esos caballos que están muy bien cuidados
pero encerrados y yo necesitaba salir a campo abierto. Sentí que
necesitaba estar sola y busqué la compañía de otros poetas solos, en el
sentido de no pertenencia a ningún grupo literario, como yo. ¿No
te afectó perder la temprana “celebridad”? Mirá,
los años me enseñaron que este es el juego que me tocó en suerte. ¿No
te molesta que las editoriales de tu país no te publiquen? No.
Simplemente aguardo. Sé que el día llegará cuando Céfiro me entregue
el beso fugaz del reconocimiento. Además
de “aguardar”, ¿llamas a las puertas de las editoriales? No. ¿No
te interesa publicar? No.
Creo en el destino y creo en el día en que mis poemas hallaran la luz en
muchas partes… tal vez yo ya no esté, pero sé que eso va a pasar. ¿No
te importa que no vayas a estar? No.
Porque yo no escribo para disfrutar ni para que me reconozcan.
Yo escribo porque no puedo dejar de hacerlo. Sé que está predestinado
que mi poesía se conozca, el cuándo no tiene importancia. ¿No
crees que a veces al destino hay que ayudarlo? No. ¿Te
consuela el reconocimiento en el extranjero por la indiferencia que
recibes en Argentina? Fagocito,
celebro y agradezco a los dioses que mi poesía haya cruzado fronteras. ¿Vives
de tu poesía? No.
Trabajo desde los 14 años, porque aunque mi mamá
trabaja más de doce horas diarias, el dinero que ganaba no era suficiente
para pagar el alquiler de la casa y criarnos a mis dos hermanas y a mí.
Conseguir dinero para vivir siempre fue una tarea muy ardua, fui
desde vendedora de comercio hasta empleada pública, secretaria de un
fiscal de estado y de una clínica, pasando a ser cuidadora de enfermos
terminales. La poesía nunca me ha dado para vivir pero estoy viva porque
escribo. ¿Trabajabas
y estudiabas al mismo tiempo? No.
Cursé un año y tuve que abandonar. Terminar la secundaria fue una
materia pendiente en mi vida, me sentía muy mal porque la sociedad era
muy cruel, me marginaba, pero a los 30 años, estudiando de noche y
teniendo dos empleos, me gradué con honores. Y el mayor honor fue
haberme graduado a pesar de que me enfermé de lupus y estuve a punto de
morir varias veces. ¿Te
sigue costando conseguir “el pan tuyo de cada día”? (Risas)
Sí. Vivo muy pero muy austeramente. Me jubilé por la enfermedad antes de
los 40 y mi jubilación es mínima. Pero me acostumbré. La falta de
dinero no impide que disfrute cada día plenamente como si fuera
millonaria. ¿Qué
esperas ahora de la vida? Sigo
atenta a los mandatos de Tánatos, Gnomos, Sílfides, Anubis,
Salamandras, Dríade y Ondinas que marcan el sendero que transito. Beatriz,
muchas gracias por la entrevista. Espero que pronto te descubra una gran
editorial y tengas el éxito, y el dinero, que te mereces. Muchas
gracias, que así sea. ©
viviana marcela iriart City
Bell, diciembre de 2010 Fotografía: obra del artista Vino Morais,
Angola 2010. Beatriz
Iriart. Blog:
http://beatrizmonicalopezosornio.blogspot.com/ Nace
en otoño en La Plata. Argentina. Miembro de la Sociedad de
Escritores Latinoamericanos de California y Capítulo
Internacional en Internet (SELC y CII), California, Estados
Unidos. Premios
y menciones (algunos): S.A.D.E
(Sociedad Argentina de Escritores), Argentina. S.E.P.
(Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires), Argentina. Revista
Marie Claire, México. Salón
Almafuerte, La Plata, Argentina. Librería
Contemporánea, La Plata, Argentina. Revista
Magazín, La Plata. Argentina. Libros: "Perspectivas"
(1977) "Collage
de Cinco" (1981) "La
Muerte Quiere…” (2003) Su
obra es publicada en ingles y portugués en varios países y en diferentes
antologías en su país y en el extranjero. Poemas
en video: http://www.youtube.com/watch?v=nEwMRDAKESc |
©
Viviana Marcela Iriart
City Bell, diciembre de 2010
http://vivianamarcelairiart.blogspot.com/
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