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Un receso
Eduardo Ibarra Aguirre
eduardoibarra@prodigy.net.mx

 
 

A mediados de 1971, David Alfaro Siqueiros acudió a un pleno del Comité Central del que formaba parte. Nunca asistía a estas deliberaciones porque las divergencias con la línea política del PCM eran claras y notabilísimas, al porvenir de un gigante de la cultura nacional, universal.……………………………………….

La conducta política ante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, era la manzana de la discordia. La dirigencia comunista recibía muchas observaciones y presiones de la militancia por las posiciones tan públicas como influyentes de El coronelazo. Radicalizados por el 2 de octubre del 1968 y el 10 de junio de 1971,

cientos de jóvenes comunistas habían optado por el camino de empuñar las armas.

El muralista daba la impresión de que no percibía tales críticas a su conducta de abierta simpatía con el protagónico y contradictorio gobernante, que sedujo a no pocos y grandes artistas e intelectuales, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Luis Villoro y Heberto Castillo.

En aquella sesión, integrada por medio centenar de cuadros, al artista de mil batallas le fue como en feria. Todos lo criticaron sin reparar en sus laureles de muralista, coronel en la Guerra civil española, dirigente minero, periodista,

organizador de artistas y combatiente en la Revolución mexicana.

El coronelazo daba una imagen impactante de hombre solo y derrotado dentro de su propio partido, al que aportó desde los primeros años 20.

Con extraordinaria timidez, el matamorense se acercó a conversar con él.

Lo alentó Chón Pérez:

Habla con él. Explícale las opiniones críticas que recoges en tus giras por el Pacífico y el noreste de la república. Él cree que son inventos nuestros, de los dirigentes. A lo mejor por verte tan joven, te escucha.

Sí, gracias respondió con inseguridad mayúscula el tamaulipeco.

El joven había observado atentamente al muralista durante toda la sesión.

Con el mismo Winston, antes de apagarlo, encendía uno tras otro el siguiente cigarrillo, mientras escuchaba, abatido, las críticas desbordadas.

¿Cómo está, compañero Siqueiros?

Bien. ¿Cómo estás tú?

Bien, gracias.

¿Cómo te llamas?

Isidoro Rodríguez.

¿Cómo ves la discusión?

Fíjese compañero Siqueiros que en las reuniones de la Juventud Comunista por los estados del noreste y noroeste del país que me toca visitar, no entienden, no comparten sus posiciones políticas de simpatía hacia el gobierno de Luis Echeverría...

David Alfaro lo escuchó con atención entre paternal y curiosa, con un respeto que aún le agradece y no olvida Isidoro, acaso más por tratarse de un muchacho políticamente imberbe.

Continúa la sesión anunció imperativo Campa, quien la presidía.

El artista sólo alcanzó a decir al muchacho:

Te agradezco la información que me diste. Ojalá y otros camaradas hicieran lo mismo. Seguimos platicando.

Claro, compañero Siqueiros, cuando usted guste.

Nos ponemos de acuerdo.

David Alfaro Siqueiros procedió a hacer la defensa de sus posiciones políticas, continuamente interrumpido por mociones de Valentín quien, en mala hora, presidió la reunión.

Sin que el gran muralista terminara de hacer uso de la palabra y concluyera el tiempo reglamentario de las intervenciones, sin más, el moderador declaró un receso.

Escuchar es una sagrada virtud del debate y la confrontación de las ideas.

Dicen por ahí, y dicen bien: lo cortés no quita lo valiente. O la tolerancia no disminuye la certeza de nuestras ideas y argumentos.

¿Cuándo aprenderemos a debatir sin atropellar, sin lastimar, a nuestros interlocutores?

Remembranzas, de Eduardo Ibarra Aguirre
Primera edición digital: Octubre de 2012
© Eduardo Ibarra Aguirre
© Forum Ediciones SA de CV
forum@forumenlinea.com
www.forumenlinea.com
Diseño de portada e interiores:
Héctor Quiñonez Hernández

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