Tres fragmentos
Guillermo Ibáñez

                       I

No espero retribución por ninguno
de mis actos y hago lo que quiero
sin importarme la reacción de los
demás, ni las consecuencias

porque no espero nada de nadie
y sin embargo

lo que prodigo vuelve
completándome los gestos
y lo que niego, 
también vuelve a mí
como ojos cerrados
que niegan su mirada.

Estoy a la espera del que llegue
y a la vez, voy continuamente
al encuentro con los demás
aunque nadie venga y yo
no arribe a ninguna espera.


                       II

Me gustan las ventanas;
desde adentro
contemplo pasar al mundo

y desde afuera
adivino o presiento
que otro como uno
observa al caminante

y las puertas, 
todas
me llevan a distintos sitios.

Están las que guardan
la espera de la mujer
que prepara su existir
para el que llega,
o las que concluyen
parte de una vida
cerradas desde afuera.


                  III

Me conmuevo al caminar
en la noche
por las calles de este pueblo
cuando todos descansan

en el que las pocas luces
dejan ver con claridad
una faja innumerable de estrellas
arbitrariamente derramadas
por el cielo.

Y soy también
habitante del sol del medidodía
cuando el viento
quema la piel y la calcina.

Entonces la lluvia
alimenta mi cuerpo
mientras camino sin rumbo
sobre la hierba.

Guillermo Ibáñez
Árbol de la memoria 

Del libro "Poema del ser" (1986)

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