Poema sin nombre
Guillermo Ibáñez

La calle conservó el
mismo clima de entonces.

Aquella vez vacía y gris.

Compactos empedrados
se metieron en mi boca,
fui tragando la sed de la noche
y encontré su lecho oscuro.

Este hombre complementario
balbuceó sólo unas palabras
que no alcanzaron 
para darle nombre.

Exacto paso y mirar transverso.


La hegemonía del paisaje 
era cerrada, había sombras.

Aún ahora, poblada de gris vacío
cubre la noche gastada 
del señalado hombre, 

hombre aparte, prisión de paredes, 
balcones y puertas,
silencio de telarañas, hombre derruido.

Nadie pudo terminar el camino.

Guillermo Ibáñez
Árbol de la memoria 

Del libro "Introspección" (1970)

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