Como Whitman o Neruda alguna vez,
quiero comenzar un canto para legar a nadie o a todos,
sin saber cómo comenzaré y menos aún si lo podré seguir,
o finalizará con fuerzas de un hoy que se hace noche.
Quiero cantar a las cosas que se han sumado a mi vida,
mínimos detalles que cada día
reconstruiré como ejercicio o necesidad
arrancada de mi garganta
Partenón oscurecido por la verborragia cotidiana,
insultos de lucha, olvido de Vida.
Cantar a cada sombra, silencio construido sobre el tedio,
caricia prodigada o recibida, sueño, quietud
cada último pensamiento aparecido en el instante de ir
en busca del sueño, imagen que se proyecte a sí misma
y revele que nada es sólo una palabra,
que todo símbolo involucra un universo
cada instante es tiempo completo
y el absoluto escapa a toda especulación.
Mujeres vestidas de olvido y a esa que desnudo a diario
en las vertientes oscuras de mi sangre. |