Si pudiéramos hablar vos y yo, desnudos de palabras
el lugar del otro no nos importara y fuéramos posibles,
la voz se perdiera y sólo existiera un tacto para lenguaje
una mirada para el acento.
Si lográramos olvidar los días para crear otro tiempo,
las manos pudieran apretarse a cada rato y utilizar el abrazo,
distancia y miradas ajenas fueran un pretexto
y las apartásemos.
Si quisiéramos urdir la trama de la propia vida
que se escapa y caminar al sol por una playa
descubriendo el ritmo de las aguas hacia
su natural destino.
Si todo resultara tan fácil, tan factible,
volveríamos a ser nosotros?.
Si nos viéramos sin la monotonía de los años,
y descubriéramos cómo abrir las puertas,
no fuéramos como somos, cada uno,
tratando de atrapar al otro en la palabra.
Si los árboles inmaduros no dan frutos
y pudiéramos como vos decías “enredar
la soledad de los domingos” y tuviéramos
a quien comunicarlo.
Porque somos, cada uno en el otro,
búsqueda constante de alcanzarnos,
cada uno en el otro, espejo y reflejo
de otro vocabulario.
Somos resonancia en la palabra
vehemencia de encontrarnos.
Entonces ven, caminemos por los bordes
de las letras y digamos juntos un poema. |