Coronación de la Muerte

poema de Vicente Huidobro

 

Moría una paloma bajo los grandes árboles del mundo ¡Cuán

       amargo es el aire de los países que desfilan!
Las nubes te despiden entre pequeñas lágrimas en busca de

       un apoyo celeste
Moría la rosa en su temblante pedestal. ¡Cuánta leyenda

       cantada por las tardes en diversos tonos!
El llanto se esparcía por las piezas oscuras.
Moría la flor-paloma y el hijo ponía su dolor en el pecho del 

       mundo
Se iba la flor-paloma por el aire y un gran silencio caía en los

       caminos

 

Yo quiero hablaros de los ojos do la muerte. Del suspiro

       postrero
De las maneras de morir tan distintas como los andares
Hijo ¿qué haces de tu dolor? Los meses van a venir. Los años,

       las primaveras.
Cortejo de so! y estrellas con tanto espíritu y variadas voces
He puesto mi alma en ese último suspiro y por lo tanto

       ¿qué ha de ser de mí?
Tierra sin árboles, corazón sin hierbas ni palomas,
       ¿como puedes andar entre esperanzas ajenas?
¿Qué voz solemne ha salido de su almendra? ¿Qué canto 

       es ése que era el mío y desconozco?
El mar se llena de alma y las rosas escuchan y las arenas

       no saben que hacer ni que decir
Así se muere. Un airecillo leve entre los dientes, un temblor

       en los pétalos, un reflejo de rocío extrehumano en los

       cabellos dolorosos y resignados.
¿Qué voz solemne viene entrando en este árbol de memoria
       frágil como el humo y las cuerdas del arpa?
¿Qué llanto milenario de tribus en !a roche y de edades

       perdidas enlaza los pechos de los siglos?
Qué alarido de buscadores de fortunas asesinados en los

       bosques oscuros

Qué sollozo de sueño horrendo bajo el techo caído de repente

 

La sonrisa era cosa del alba
La otra orilla de la amargura. El tiempo de las semillas trae

             un brillo en sus espadas, una capa de gloria sobre los

             hombros
La sonrisa era cosa de magnolia, era cosa de ropas lavándose

             en el río entre espumas

La sonrisa era cosa de frutas y ventanas abiertas. Era cosa

             de colores disparados al sol

Oh suspiro de los muertos! Oh alma hija de mis rosas! Oh

             flor-paloma ¿por qué me has deshojado al deshojarte?

Llega el suspiro. Todo es inútil. Oh viento del otro lado tan

             ansioso de su sitio. Se fué, se va el suspiro
Y yo me voy con él empujando les puertas de la muerte.

 

poema de Vicente Huidobro (1893-1952)
de "Últimos poemas"

Está obra se terminó de imprimir el 2 de Junio de 1948 en los Talleres Gráficos Ahués Unos, de Santiago de Chile.

Gentileza de Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile

Link: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8373.html 

 

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