Tríptico a Stéphane Mallarmé

poema de Vicente Huidobro

Stéphane Mallarmé obra de Pierre Auguste Renoir

Oleo sobre lienzo Museo Nacional de Chateau -Versalles

 

                          I

 

Tu dura gracia tu sombra con su constelación
Y allí bajo el árbol de atmósfera nocturna

Escapada celeste
Brillando cantando subiendo latiendo

Sin posible olvido o negligencia de fuego

Gracia de la gracia y fuerza de la fuerza

Sideral como las altas leyes

Como el acaso preparado por el alma
Y el naufragio deseado en la amargura

Todo verso implica su destino
La ausencia lo ignora o no lo tiene
Pero el árbol vacío y la ola vacía
Es la sombra de su propio fantasma de infinito

 

Toda idea lleva un azar
Que la gracia no tuerce y no salva
Ni los bríos perdurables desorienta
Vuela la hoja al horizonte
O cae o sube de su yo a otros elementos
Tiene su viento sus abismos sus cumbres enardecidas
Hace selvas o ríos
Distancias y estrellas evidentes
Impone su tiempo y sus ruidos
También la muerte bajo su vértigo,

Arrecife batido de relámpagos
¿Es el mar enemigo del cielo
O es el cielo que se defiende de los astros?
Cometas de pura alma en el viento

Qué signo queréis incorporarnos

Distancias desesperadas

Qué vais a realizar en mi pecho sumergido

 

Silencio del silencio
Marca del heroísmo sobre el tiempo obsesionado

 

                        II

 

Yo conozco el vacío y conozco la nada

También conozco el absoluto
Y su acento especial
Mas cabe siempre preguntar al infinito persistente

Si la razón es ruido de locura

O la locura ruido de razón

 

Están abiertas las ventanas como extremos del mundo
Y yo soy el naufragio en el misterio

Soy tierra hacia el espacio
Como náufrago al menos toco la realidad

Mi espíritu se hace materia y aventura de la luz

¡Soy náufrago! ¡Soy náufrago!

 

El acto me construye
Ya puedo cerrar las puertas y los grandes extremos
Y hundirme en mi palabra
Soy tierra inmemorial y realizándose lenta
En su segura entraña sorpresiva
Soy la sonrisa abierta sobre los destinos
Y la tumba que va a hacerme materia

Como raíz de eternidad o tema de los hombres

Canto de ausencia de mí mismo

Explorador de la célebre noche

 

Y si fuera verdad que lo finito termina en infinito

O por lo menos por lo menos
Que siguiera en sonido por las sombras suavizadas

O por lo menos por lo menos
Que se nos deje continuar en una vaga ondulación

O por lo menos por lo menos

Nada nada

 

Detención en la marcha
El futuro madura se hace pesado y cae de la rama
Horrible explorador
Explorador de ambiguas sombras
Entre medidas sin medida y tinieblas suspensas
Canto de lo que fue cayendo mundo a mundo
Por los astros perdidos
Estando sin contacto de armonías ni plumaje

Todo lo que me separa de la vida

 

Un momento esperad un momento
No hay astros en la prueba
No hay selvas ni montañas en esta aventura
Un momento entre tantos ojos olvidados
Voy a leer mis últimas palabras a la noche
Voy a leer la profecía de mis células que te saludan por todos lados
Voy a leerme al infinito

                        III

 

Al fondo de las cosas mi espíritu solloza

Se debate en las olas y afirma su presencia

Junto a las últimas raíces escapo a mis fantasmas
Y empiezo a ser hondo como todas las lágrimas del mundo

 

Traductor de los astros
En un cambio recíproco de alturas
Infinidad desesperante del espacio
Y acaso
Recuerdo de ser hombre en el no ser

 

Y también
Pensar en no ser cuando se es y se toca nuestras sombras

Estoy siendo una vida más grande que la muerte

Mi presente va haciéndose pasado como una costumbre del tiempo que ya no lucha más

Voy por mi fantasma en mi quimera

Amoblando de mí el aire amargo
Soy unos cuantos minutos sorprendidos y hechos propios

Soy unos años para que el sueño sueñe
Y los gestos tengan manos
Y los sonidos garganta cálida

 

El hombre va a expirar en sí mismo
Frente a su eternidad creada en múltiples imágenes
Extinguiendo sus olas en sus olas
Sin más ruido de paso ni de luz
El árbol muere en el árbol
Bajo su pasado y sus rumores
Huésped fue de sus cantos
Y nosotros fuimos visitante y huésped
Preparando las alas y midiendo nuestro peso

Si la punta del árbol fuera la puerta del sepulcro

Con sus huracanes al borde de la eternidad

Sus grandes tempestades detrás de los batientes

Pero cómo cómo creerlo.
 

La cerradura de la bruma
No hace entrega del secreto ni se rinde nunca
Y el sueño es tan pesado
Hay tanto indicio en el viento
Tanta fatiga en la semilla de mañanas
Mas la ilusión de mi sombra se insinúa en su vuelo

Soy el sepulcro hinchado de mis horas

Soy el siempre y el nunca

Poeta desde el fondo de tu naufragio

Saludaré tu naufragio poeta
Y leeré a los tiempos tu poema

 

Tu gran poema con un borde de fuego arrepentido

Tus secretos siguen su destino

Maestro del abismo y de las naves olvidadas

Oye el saludo del horizonte al horizonte

Es la muerte que se hace más grande que la vida

Al llevarse a un hombre de tan hondo universo.

 

poema de Vicente Huidobro (1893-1952)
Poeta chileno, titular del movimiento creacionista. Este poema pertenece a uno de sus últimos libros —acaso uno de los picos de la poesía hispanoamericana— llamado “El ciudadano del olvido”.

Originalmente en Revista Acento nº 1, septiembre-diciembre de 1981

Acento: del latín accentus derivado del verbo canere que significa cantar

Link: https://www.ahira.com.ar/ejemplares/acento-no-1/

Gentileza de Archivo Histórico de Revistas
 

Ver, además:

            Vicente Huidobro en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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