el mate |
el mate brilla gravemente sus ojos exilados, me putea bajito para que no se enteren los vecinos, volvamos, me dice, agregando a mi madre. Mi viejo mate tucumano me odia y tiene sus razones, no escribas oda alguna –brama- no salves tu alma, cae en el infierno como un hombre, los tuyos alzaron sus testículos a ambos lados del gatillo, me hunde el rostro una y otra vez en su amargura, bébeme con hojas del corazón de tus muertos y llévame a la guerra, fue su maldición antes de ultimarme con su puñalada esmeralda. Por eso hallaron entre mis restos este tango inútil como una bala arrojada con la mano.
|