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Eres humilde, piadosa y hermosa
tienes las virtudes de una santa,
quien adoro con inmensa ternura
todos los días de mi vida, alma mía,
sin cansarme de repetir esa dulce palabra
Madre, Madre Mía.
Como una delicada y frágil rosa
cuido y protejo con mi vida,
esmerándome ser bondadoso y bueno
siendo tu, mi estrella que alumbra mi camino
Madre, Madre Mía.
Ruegas y te humillas ante los demás
en darme de todo y nada me falte jamás,
lo que no tuvisteis tu, antes que naciera
la que siempre me perdona y mis dudas aclara,
Madre, Madre Mía.
Mujer divina, sincera, buena y adorable
aclamo con orgullo siempre tu bello nombre,
agradeciéndole a Dios de ser tu, mi felicidad
llorando de emoción tenerte junto a mi en verdad
Madre, Madre Mía.
Me diste la vida con sufrimiento
y alegría desbordante,
todos los días de mi vida
es para quererte y adorarte,
res tu la luz que me lleva
y dirige mi destino,
enseñándome lo bueno y lo malo
que hallare en mi camino,
Madre, Madre Mía.
Mi mejor amiga que me escucha y alienta mis logros
sufriendo y festejando mis derrotas y mis triunfos,
cuanto amor y paciencia tienes para darme cada día
siendo tu obra, tu felicidad y tu orgullo toda la vida,
Madre, Madre Mía
Siento en mi alma profunda tristeza
llegue el día que me falte tu alegría,
dejando un dolor y pena agobiante
en mi pobre y triste corazón sangrante,
Madre, Madre Mía. |