Entrevista a Noelia Ailín García: La escritura como toma de poder |
(Cba Noticias) La semana pasada entrevistamos a esta poeta y estudiante del tercer año de la carrera de Letras Modernas de la UNC, oriunda de General Pico, La Pampa. En el transcurso de la charla nos contó sobre su infancia, sus procesos de escritura, sus preocupaciones y proyectos para el futuro. |
-Contános un poco cómo te metiste en el mundo de la lectura y la escritura. -Comencé a escribir cosas muy sueltas, bien sin contaminar, digamos. Las lecturas eran pocas, si bien trataba de leer mucho, a los ocho o nueve años tampoco era tanto lo que había leído si lo comparamos con ahora. Lo primero que escribí fue una poesía al pueblo de mi mamá al que iba siempre cuando era chica, Quemú Quemú, que está a cincuenta kilómetros de Pico, en el campo. También fue en Quemú que escribí el primer cuento, que lo mandé a un certamen, pero se ve que tenía demasiados errores (risas), nunca pasó nada. Y después lo que más empecé a escribir fue poesía, en la adolescencia, obviamente tenía una fuerte temática amorosa y romántica. De ahí entré también a hacer algunos relatos, algo de prosa, pero la verdad es que mi primer impulso siempre fue el lenguaje poético. -¿Qué te llevó a elegir Letras? Esta cosa de escribir… -En realidad yo venía a estudiar música. Mi primera elección fue estudiar música y bueno por falta de conocimientos, nunca estudié música de chica… había empezado canto… Y digamos que no fue suficiente para empezar una carrera, a pesar de haber aprobado el ingreso. Y ese mismo año estaba en música, con todas las dificultades que implicaba ese aprendizaje, porque todo lo que sabía lo sabía de oído, no sabía leer música… eso fue lo más dificultoso para mí. Y mientras pasaba ese momento y me costaba tanto eso, me pregunté: “¿Qué hago acá? Para mí lo mío es Letras. Lo que yo quiero estudiar o donde yo puedo hacer algo y no estar cortada de manos como estaba ahí, es Letras”. Incluso antes de saber si me podía venir a Córdoba a estudiar música, la otra posibilidad era estudiar Letras en Santa Rosa. -¿Tus autores preferidos? ¿Tus influencias a la hora de escribir? -Creo que actualmente, la autora que más leo, que más me preocupa, que más me inquieta, es Olga Orozco. Disfruto mucho de leer poesía. Estoy incursionando un poco en Artaud. Lo que más me gusta en la poesía es la vanguardia. Oliverio Girondo me encanta. Disfruto mucho de la ruptura que plantea la vanguardia, el surrealismo acá, en Latinoamérica. No me gusta para nada la poesía romántica. También me gusta Juan Gelman, Roberto Juarroz, Whitman, las letras de tango de autores varios, también las letras de folclore, como Manuel Castilla. Ahora estoy leyendo a un cordobés, Claudio Suárez. Hay una chica también, que estuvo en uno de los encuentros que organiza Hernán Jaeggi de Palabra poeta, Elena se llama, no recuerdo el apellido, también me gustó muchísimo y la he estado leyendo en un par de libros de la facu. Alejandra Pizarnik también… -¿Creés en la inspiración o más bien en un proceso, en un trabajo sistemático a la hora de crear? -Mirá lo he pensado un montón de veces, porque justamente creo que hay algo que tiene que ver con la inspiración, pero creo que hay como ciertos procesos. Van sucediendo cosas adentro mientras uno lee, mientras uno escucha, qué sé yo, distintas experiencias. Pero hay cosas que uno va captando y que va destinando a ese lugar donde después va a buscar cosas para escribir. El cine… -Inclusive lecturas que vas haciendo en la carrera misma… -Sí, tal cual. Desde la teoría misma. Es más, te digo que en cierta forma no me gusta la inspiración, creo que en el momento en que estoy inspirada, trato de tomar distancia, en el momento escribo porque… Aunque eso ya está pasando un poco. Antes escribía porque tenía necesidad, cierta emoción, una como catarsis, ¿no? En la escritura. Bueno, ahora no, ahora ya incluso me he alejado de esto. He tenido momentos en los que he estado prácticamente un año sin escribir y cuando vuelvo creo que es de otra forma, desde otro lugar, el compromiso es diferente, la mirada es diferente y creo que tiene que ver no tanto con la inspiración sino con una perfección y con un manejo del lenguaje que uno quiere hacer, en la poesía en este caso. |
-Hace poco leía el diario íntimo de Ionesco y él decía que Flaubert le había enseñado que lo importante no era lo que se dice, sino en la forma que se lo dice… -Sí. Yo creo que en el caso de la prosa, de la narrativa, de las novelas, yo creo que, y a esto tal vez no lo pueda sustentar demasiado teóricamente, pero creo que hay un uso diferente del lenguaje a lo que es en la poesía. En cuanto a mí, creo que en la poesía hay una experimentación del lenguaje diferente, de los límites, de la transgresión, de las posibilidades, de los significados, de los semas. Es otro el uso, es otro el objeto artístico. Y es otra la creación que se busca en la poesía o al menos que busco yo en la poesía, que cuando hago un relato. Y creo que tiene que ver con esto de las posibilidades del lenguaje que yo siento que en otro tipo de escritura no pasa, no me lo permite. -En la antología que nos pasaste abordás el humor y lo cotidiano en contraste con lo poético. ¿Te gusta jugar con lo literario desde esos planos? -Sí.
En “Continuidad de la especie” y “Suceder abuelas”, hay una
proximidad mucho mayor con el tipo de relato, o sea con lo narrativo, en
ese sentido me gusta tomar el humor, la ironía… Jugar con esas
posibilidades, cuando se trata de ese tipo de textos. En la poesía es
como que hay mucha más seriedad y hasta te diría como mucho más trágico,
más desgarrador, en algún sentido. Pero bueno sí, en ese tipo de textos
(los relatos), algo que también me gusta es mirar desde otro lado la
cuestión, aquello que tiene demasiada carga sémica, imágenes
recurrentes, qué sé yo… En “Eva” esta imagen o esta figura de la
mujer originaria, del mito de Eva, del catolicismo, que, bueno, tengo
bastante conocimiento de eso, trato de romper con esas cosas y de dar
otras posibilidades a esa figura, a ese personaje, a esa construcción. Y
lo mismo también en el de las abuelas, con el tema de cierta
tradicionalidad. -Ésa era mi siguiente pregunta, lo femenino como tema recurrente. ¿Te rebelan los estereotipos de las mujeres en los medios, en las artes? -Sí, los estereotipos sí. Yo creo que tiene que ver con que me crié en un ambiente machista, no tanto en mi casa (aunque también se puede decir que era así). Creo que tiene que ver con cómo estuve ligada a la iglesia católica, de la cual en la actualidad estoy totalmente alejada… Ahí surgieron muchas cosas que me han indignado profundamente. Y es un intento. Si bien uno sabe que, bueno, que la intención puede ser una, pero si la obra no da cuenta de ese tipo de cosas, no interesa cuál es la intención, ¿no? Se trata de recuperar a la mujer en planos de los cuales estaba escindida a apartada… Tiene que ver con una ampliación de la mujer. Desde lo que yo escribo es un intento a veces con humor, a veces con más seriedad, a veces desde lo poético, otras desde lo narrativo, poder expandir la figura femenina. Desde la voz femenina, desde que lo asumo como mujer, desde mi voz. Pero tampoco limitándolo a eso, ¿me entendés? Porque he leído a mucha gente que escribe actualmente sobre la mujer en un sentido armónico: que la naturaleza, ligada al cielo, al universo… Una armonía total entre la mujer y el medio… Yo creo que eso no existe, es decir, ése no intenta ser mi discurso, al contrario, quiero hacer contrastar esa violencia que creo que está presente en torno a la mujer, esta violencia y las posibilidades, que es generar una conciencia en algún sentido ¿no? Porque creo que mientras mantengamos esas ideas idílicas del paraíso, la armonía, qué sé yo, por más que rescatan algo femenino, no están hablando de la mujer en sí. Por ejemplo, desde la danza árabe. La danza árabe sí, es lo femenino, incorpora un montón de movimientos que son naturales para el cuerpo de la mujer, pero sin embargo, no la reivindican, no le dan poder, la hacen más sumisa ¿no? Entonces, a eso voy, no a una poesía o a una escritura que tenga que ver con eso, con lo armonioso, con lo natural, sino que justamente, incorpore lo artificial, lo violento, las contradicciones, las opresiones… Como una toma de poder. -¿Creés que el escritor debe estar comprometido con su tiempo o con sólo con su arte? ¿Cómo la ves a esa historia entre “comprometidos” y “arte por el arte”? -Es una antigua disputa ésa. Particularmente, los artistas del “arte por el arte” me caen muy bien, porque creo que hay que saber con qué se está trabajando y hay que hacerlo de la mejor manera posible. Por ahí veo cierto compromiso, que a lo mejor por ser demasiado comprometido, no es bueno artísticamente. Yo creo que lo bueno es cuando hay un equilibrio en eso. Las obras tienen que dar cuenta de eso ¿no? Uno puede tener un fuerte compromiso y a lo mejor eso no lo plasma tanto en la obra. A lo mejor hay un fuerte compromiso, se plasma, pero la obra en sí no dice nada. Entonces, como que no puede ser algo en bruto, me parece, responder a un compromiso con el entorno, con lo social, con lo que fuera. Y me parece, al menos en mi caso, lo mejor sucede cuando ese compromiso surge porque no hay forma de que no salga. La palabra que a mí me identifica en esto es la indignación. Cuando yo me siento indignada, el compromiso surge solo. Y entonces yo me concentro en lo que es el lenguaje poético y no hay necesidad de pensar si estoy siendo comprometida o no. Ahí creo que cobran fuerza las dos cosas. Pero no podría hacer una sin la otra. Entonces, lo pienso no como una escisión, no como oposiciones, sino que creo que es evidente que incluso el arte por el arte es una forma de compromiso, y que reducirla a un interés estético es también una estrategia e implica una posición. Pensaba en la vanguardia y el compromiso es inherente. Lo mismo el revés, de alguna forma es el compromiso social un poco una ficción o un simulacro, implica su arte. Pero indefectiblemente me vuelco hacia el primero, lo considero más efectivo. -¿De qué se trata “El cantar de las ranas”? (www.cantardelasranas.blogspot.com) -“El cantar de las ranas” surge en 2007, a raíz de un práctico de Literatura clásica, en el que teníamos que hacer teatro leído. A una de mis compañeras se le ocurre hacer teatro leído en la Feria del libro, estaba la propuesta en ese momento. Y yo, hablando con ella, le digo que, bueno, que me gustaba pero, digo, si en vez de hacer teatro hacemos poesía ¿qué pasa? Ella también escribe (su nombre es Julia Peralta), escribe hace muchos años, tiene una obra bastante extensa. En ese momento, también estábamos viendo vanguardia, me acuerdo, en la facultad y nos había pegado así mal… Girondo, Huidobro, Vallejo… Entonces decidimos hacer poesía, de alguna forma teatralizada, pero la idea inicial era leer y como estábamos en la Feria del libro, tratar de que se volviera a leer la poesía porque en lo que es la publicación y el mercado, consideramos que el género que más cuesta insertar es el de la poesía, porque me parece que… salvo ciertos autores consagrados, la gente no está acostumbrada, me parece, a leer, digo, no es lo primero que elige. Entonces empezamos promocionando eso y en escena. En realidad, estábamos separadas del público, pero la distancia no era tanta, era como si estuviéramos leyendo y en vez de estar atrás de una mesa, como sucede por ahí en la Feria, queríamos estar de pie y darle un poco más de expresión. Estuvimos dos veces. En el camino, una semana antes de la presentación, encontramos un grupo, dos chicos músicos que se sumaron para acompañarnos con guitarras y bueno, la idea era juntar en la poesía, poder darle música. Bueno, empieza siendo eso. Al año siguiente, nos presentamos en Villa Allende, en la varieté cultural. Ese año ya habíamos pensado en hacer una obra diferente. Lo que nosotras queríamos, hacer era una obra poética donde el texto poético tuviera una puesta en escena, música, sonido… que fueran uno, un cuerpo. Lo que sucedió ese año, fue que teníamos una serie de poemas y canciones… -¿Todo de ustedes? -Sí. Y como no era la idea lo hicimos ahí pero se terminó el grupo y con Julia volvimos este año a retomar. Esta es una obra que está compuesta por una serie de poemas de cada uno que fueron escritas individualmente, sin que supiéramos de la obra. Y bueno, al momento de organizarla y pensarla nos pusimos a articular y pensar los poemas, entonces reunimos esta problemática de la mujer esta mirada particular que nosotras hacemos desde dos lenguajes muy distintos, porque Julia escribe muy diferente a lo que escribo yo y aún así creemos que son voces que se pueden escuchar simultáneamente, en la misma voz. Entonces la propuesta en Las Ranas (ése es el nombre actual del grupo) es esta obra poética conformada por los textos, llevada a escena con mucha más teatralización, mucho más fuerte, en este sentido; antes leíamos, ahora ya es el texto interpretándose. Y bueno, con una puesta de luces y sonido: nos han acompañado un montón de compañeros en todo lo que es la preparación, el proceso. Ahora surgió esta posibilidad del ciclo “Mujeres de Luna” que se hace en el teatro La Luna para actuar, así que esta va a ser la primera vez que lo hacemos de esta forma. Las anteriores fueron todas, tipo lectura. -Es el viernes 5 de junio, ¿no? -Sí, el viernes 5 de junio en el teatro La Luna. Pasaje Escutti 915, esquina Fructuoso Rivera. -¿Qué planes tenés para el futuro? Digo, una vez recibida, ¿te gustaría dedicarte a la docencia, a la investigación, a la poesía… todo junto? -Sería muy bueno todo junto (risas). La investigación me gusta mucho y actualmente estoy empezando un proyecto de investigación sobre la obra de Olga Orozco, en el equipo de investigación de la profesora Olga Santiago. Mi interés es trabajar la obra a nivel textual con la semiótica y darle un marco, dentro de la propuesta de Mozejko y Costa del agente social, que tiene que ver más con la sociología ¿no? Así que el análisis iría por ese lado, por esos dos lados. La investigación obviamente que me gusta mucho, si este país se pagara lo que vale y uno pudiera trabajar todo el tiempo de eso me alcanzaría. Pero bueno, supongo que también voy a tener que dar clases y también hacer uno del título de corrector… (risas). Y bueno, con Julia obviamente que vamos a seguir trabajando. La idea es afianzar mucho más este espectáculo y poder llevarlo a más lugares. Y claro, seguir con la poesía. Continuidad de la especie Cenar esas empanadas no fue lo mejor de la noche sino la pesadilla. El probable desequilibrio que constituyó darse un banquete como los dioses dejó el postre para las primeras horas de sueño. Aquella empanada extremadamente descomunal y generosa fue a cobrar venganza a ese vientre que como un feroz depredador había liquidado despiadadamente a sus congéneres criollas. Inmensa, hojaldrada y doradita se mostró feliz en la persecución. Su víctima, ocasionalmente más dichosa que ella viendo la posibilidad de continuar con el menú, corría irregularmente con el estómago repleto y en horas pico de trabajo intestinal. La empanada, sin embargo, parecía no temer. Segura de que podía resultar fatal si calculaba bien el aplastamiento, decidió apostar a su capacidad más competente: por años no había hecho nada mejor que caer pesada. La abominable criatura de carne corría suculentamente a otra carne de criatura abominable. La pesadez del hostigado era inminente, los pequeños ejemplares deglutidos con anterioridad parecían complotarse con su madre criollígena y responder a su llamado haciendo dolorosa la digestión en medio de la corrida. Fue ahí donde supe lo ignorado: continuidad de la especie. La empanada de carne subsiste en el sistema con más carne. Moliéndome a mí haría posible el pedido de docena y media de tantos otros, pero no sin antes redimirse en sacrificadas proporciones en tamaño normal y copetín, que terminarían por inmolarse en la bandeja del horno. Espíritu de sacrificio y salvajismo evolutivo habrían garantizado la permanencia de este plato en mano con costumbres antropokinéticas. EVA A veces, cuando paría hijos, tenía también olor a tierra en el vientre y en las manos. Pocas veces él vio con sus ojos estas cosas y yo preferí así, olvidar su nombre. Acá en mis harapos llenos de hijos, la luz se absorbe en nuestra piel, oscuramente sola. El frío entra a borbotones, buscando calor entre nosotros, viene, se instala y nos obliga. Suplica, por no dormir solo afuera. Era Eva esa, buscándole lugar al calor y al frío en la casa. La que él echó por no entender de parir hijas e hijos. Esa era Eva, poniendo mano arriba de las heridas. Eva, esa era ella. Quién se animó a mirarte cuando en tus piernas se sentaba el mundo. Quiénes son las eminencias de esta desquiciante mugritud que no te ve, Eva. Pura
eras, cuando los sucios te señalaron. Habitat Que
te golpeen Que
te hostiguen camino a la obsesiva compulsión |
Por Eloísa Guerra
Agencia Córdoba Noticias
www.acordobanoticias.com.ar
Enviado por la autora de la nota
Ir a índice de América |
Ir a índice de Guerra, Eloísa |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |