Alejandro García Caturla, un músico con el oído en
Cuba
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Paralelo al desarrollo de Roldán se produce el de Alejandro García Caturla (1906-1940), formado musicalmente en Cuba, comenzó componiendo música popular, entrando en contacto con la música de vanguardia para luego volver a sus raíces haciendo música sinfónica partiendo de elementos musicales de sus orígenes culturales. Eran composiciones llenas de audacia, en las que se reconoce lo autóctono por su timbre y no por su tratamiento folklórico. Su producción musical se amplía sintetizando todos los géneros musicales de la isla: “Tres danzas cubanas” (1927), es su carta de presentación en la vanguardia, presentándose como innovador principalmente en la tercera danza, trabajo que continúa en “Danza Lucumí”(1928), con las cuales se inaugura un novedoso lenguaje musical; “Bembé” (1929), para metales, madera, piano y batería; la versión de esta misma pieza para percusión cubana en 1930: ambas piezas son un reflejo de la intención autoral de Caturla, sintetizar los cantos litúrgicos negros, despojados de lo superfluo. “Yamba-O” (1928-1931), movimiento sinfónico; “Primer Suite Cubana” (1931), para instrumentos de viento y piano; “La rumba” (1933), basado en el poema de José Zacarías Tallet; en esas piezas procede de igual forma, no escribe una rumba sino que reelabora la esencia sonora de este ritmo popular. “Sonata Corta” (1934) y “Comparsa” (1936), danzas para piano. En 1938 escribe, “Suite para orquesta” y “Obertura Cubana”; “El son en fa” (1939) y su última obra “Berceuse Campesina”. La “Berceuse Campesina” es su obra de madurez, refrenado el genio, logra una síntesis de las melodías y ritmos de la Isla, en la que no falta la música campesina y la negra, fundidas por primera vez en una sola pieza. Caturla es un compositor exuberante, en su obra están presente los variados ritmos del país: música campesina, son, danzón, rituales negros, rumba, etc. Si algo le faltó a su obra fue la síntesis que parece haber alcanzado en “Berceuse Campesina” Con Roldán y Caturla la música sinfónica cubana se pone al día por primera vez en el siglo XX. Las inquietudes de la vanguardia se hacen presente en el panorama musical cubana. Ambos parten de las raíces autóctonas de nuestra música, principalmente su componente negro, para aludir y recrear, “(…) temas y géneros como vía genuina de lograr una incuestionable cubanía”[1] Ambos eluden las formas clásicas de la música sinfónica (sonatas, fugas, conciertos), cultivando los movimientos sinfónicos en composiciones para orquestas de cámara y obras corales. “Ambos representan una época en la que se logró dar un viraje a la creación cubana, ponerla al día y hacer un arte esencialmente americano”[2] Su diferencia fundamental está en que si Roldán en un primer momento explora y compone dentro de las líneas del diverso folklor africano, para avanzar luego en la elaboración de todo aquello. Caturla va más directo y desde sus inicios reelabora lo que escucha en la calle, a ambos le faltó tiempo, murieron trágicamente jóvenes, Roldán comido por un cáncer, Caturla asesinado en plena calle por ser un juez incorruptible y honesto. Notas: [1]Victoria Eli: “Música e historia en Cuba” III, Rev. CLAVE, Nº 16, 1990 [2] Ídem |
por Ramón
Guerra Díaz
Museólogo Especialista
Museo Casa Natal de José Martí
guerradiazramn1@gmail.com
Publicado, originalmente, en el blog "Hablar de Cuba"
http://cubahablar.blogspot.com/ el 31 de
agosto de 2012
Link del artículo: http://cubahablar.blogspot.com/2012/08/alejandro-garcia-caturla-un-musico-con.html
Autorizado por el autor, al cual agradecemos.
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Ramón Guerra Díaz en Letras Uruguay
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