Tomé un taxi en Miraflores y le pedí a su conductor que me llevara al centro de Lima. Todavía no habíamos entrado en la Vía Expresa cuando el chofer me preguntó:
-¿No cree usted, señor, que deberíamos comprar barcos?
-¿Barcos?
-Sí. Barcos. Barcos de guerra.
Como no estamos en la época de comprar regalos de Navidad, pensé que me había topado con un conductor fumón, y le avise que prefería bajar en la otra esquina.