Y si un día amanecemos.
Digo, es un decir
que amanezcamos limpios
de palabras,
sin una queja, sin un lamento,
con claridad de luna
en nuestros labios
y el “Si, señor Presidente”
golpeando horriblemente
en nuestras sienes.
¿Y si una tarde
llueven truenos y relámpagos?
Digo, es un decir,
¿qué haremos para entonces?
¿quedarnos quietos en la casa?
¿de piyamas, metidos hasta el codo
en nuestra cama?
¿o vamos a la lluvia
a mojarnos de furia
las entrañas, a desafiar
los truenos, las metrallas,
terribles tempestades
de Dios, por Dios,
o tal vez, quizá, quién sabe?
¿Y si una noche
llaman a la puerta?
Digo, es un decir,
golpean duro
corazones de golpe
agolpados.
¿Abrimos o cerramos?
¿Mudo el silencio? ¿El coraje alerta?
Hay mucho por hacer,
digo , es un decir.
¡Y estoy callado!