El grito estéril
Agenor González Valencia

La mujer es la creación más bella en el universo.  Es amor.  Pasión.  Ternura.  Sentimiento.

Es la niña que llora, sonríe, juguetea, canta, baila, imita y nos llena de gozo.

Es flor de hermosos pétalos y altiva figura.  Inspiración.  Estímulo.  Ansiedad.  Bajamar.

Esposa.  Compañera.  Pareja.  Amada.  Cariño.

Es la gloria y a veces el infierno.  Entrega total o yugo.  Obsesión.  Tortura.  Desesperación.  Indiferencia.  Aparente crueldad.

Es la canción que sueña en la soledad de la noche.  Es el pensamiento por encima del aire.  Es el recuerdo repasando horas felices.

La mujer es la mirada que sonríe.  Cabellera en que se acomoda la noche o los rubios trigales del sol.

Labios para la crucifixión del beso.  Mejillas de los ángeles.  Nariz que indica una personalidad inconfundible.  Frente que delata inteligencia.  Cuello adornado de gracia.  Orejas en que anida un murmullo de besos.

Hombros que ondulan insólitas formas.  Aves del paraíso a la altura del pecho.  Brazos modelados en el torno de Dios.  Manos hechas para la caricia.  Torso esculpido para la admiración y el asombro.  Piernas que son columnas de belleza ascendentes.  Pies que son soportes de elegancia.

La mujer impulsa.  Acuna.  Comparte dichas y sufrimientos.  Es oasis.  Compañía.  Fuente de comprensión.  Dignidad.

Es la integridad de dos en uno.  Aliento de vida y esperanza.

Es permanente alborada en el corazón del hombre.

La mujer es puerto.  Refugio contra tempestades.  ¡Madre eterna!

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