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Gombrowiczidas
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Witold Gombrowicz y el Premio Nobel de Literatura
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“Desde hace al menos cinco años mi candidatura es presentada regularmente al Prix Internacional de Littératura. Y si sus primeros laureados, Beckett y Borges, ambos extraordinarios, me parecieron merecerlo en un cien por ciento, los apellidos galardonados en los años siguientes me olieron más bien a unos cálculos que poco tenían que ver con el arte puro (...)” “Mi candidatura iba cobrando fuerza paulatinamente y ya hace dos años faltó poco para que recayera en mí el premio por ‘Pornografía’. Pero por suerte la honorable señora McCarthy votó en contra. ¡Por suerte! ¡Cuánto le debo a esta eximia escritora! Porque por obra del Ser Supremo justo después de ese año el premio fue reformado y se le concedió más importancia dotándolo con el doble de dólares (...)” |
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“Pero ¡paf! Me tocó. Veinte mil. Una suma semejante no es cualquier cosa, así que me compraré un cochecito nuevo. Inmediatamente después de recibir el premio preparé una lista de mis enemigos (desgraciadamente, la mayoría son nombres polacos) y, escogiendo de ella al azar a éste o aquel, me regocijaba imaginando su amargura desesperante, su actitud lívida (...)”
“Una cara extraña que expresa sólo y únicamente esto: ¡que bailen a tu alrededor como quieran, tú ni te inmutes! ¡Oh, gran literatura polaca! Yo, el andrajoso, yo el desplumado, yo el maltratado, yo, el presumido, el renegado, el traidor, el megalómano deposito a tus pies este laurel internacional, el más sagrado desde los tiempos de Sienkiewicz y de Raymont”.
Los acontecimientos recientes más destacados al respecto son el Premio Nobel de Literatura con el que laurearon a Mario Vargas Llosa, muy compungido por el desaire sistemático de la Academia de Suecia con nuestro Asiriobabilónico Metafísico, y la compra que hizo la editorial Mondadori de los derechos de este autor por la suma de dos millones de euros.
Era una época en la que el Pato Criollo estaba muy afectado por los acontecimientos. “El fatal verano de 2001 me afectó mucho más de lo que me esperaba; en mi mundo de reclusión, entre clásicos y fantasía, no estaba tan protegido contra la realidad social de mi país como yo creía. Hasta físicamente me afectó. No puedo dar cuenta de lo que he escrito, porque no me acuerdo ni del argumento de ‘Las noches de Flores’ (...)”
Ambos asumen el trabajo con resignación, plenamente conscientes que esta actividad es la única alternativa a la pobreza y la marginación y una estrategia para mantener la dignidad. En sus recorridos nocturnos, los protagonistas respiran la crisis en su mayor intensidad, observando a familias marginadas durmiendo en plena calle, la proliferación de la delincuencia, las bandas juveniles, los borrachos y los niños abandonados.
En algunas entrevistas el Pato Criollo ha confesado sentir escaso aprecio por el trabajo de Vargas Llosa a más de haberlo considerarlo un vulgar plagiador cuando se dedicó al periodismo. El trabajo de los hombres de letras es arduo, desde la página en blanco hasta el editor deben levantar barreras pesadas, incluida la del propio editor, después viene lo que Gombrowicz llama el verdadero arte.
A juicio de Peter Landelius, el que fuera embajador de Suecia en la Argentina, al Asiriobabilónico Metafísico le habían negado el Nobel no por razones políticas sino porque al jurado le interesaban tan sólo algunos de sus primeros poemas, pero el resto no le interesaba. “Borges tampoco había participado del congreso del Pen Club, pero por razones diferentes a la mías (...)”
“El resto, supongo, es cosa de Victoria Ocampo (‘he puesto más millones en la literatura que los que Bernard Shaw sacó de ella’)”. Estas zarandeadas entre los escritores y los premios tienen que ver la cultura. “Yo creo que la palabra cultura tiene varias acepciones: la institucional, la antropológica, y la acepción que corresponde a cuando uno dice que fulano es un hombre culto, y se remite a una sola cosa, a leer libros (...)”
Existen dos hombres de letras argentinos que cosechan en unos las más calurosas adhesiones y en otros el más encendido rechazo, a saber: el Pterodáctilo y el Pato Criollo, ambos gombrowiczidas ilustrísimos. Es uno de los casos más señalados de la bipolaridad literaria argentina que tiene raíces oscuras y obedece a los mandatos de los más bajos instintos.
En una de sus novelas narra las desventuras de un joven escritor cuyo destino queda ligado a la conducta contradictoria de un editor. El editor recibe con entusiasmo la primera novela del autor, una historia que le parece genial, y le promete la firma del contrato en no más de dos semanas, pero las cosas no suceden así. Los contactos entre el escritor y el editor se van haciendo cada vez menos frecuentes.
Kafka narra en este cuento los infortunios de un hombre que ayuna por falta de apetito y que es exhibido en público como una rareza llamativa. Al final del relato ya nadie se interesaba por él, y lo barren junto a la basura, un final que surgiere hasta cierto punto un parentesco entre este pobre faquir y los escritores malogrados de todos los tiempos, y más especialmente a los malogrados contemporáneos.
En qué son iguales el Pato Criollo y Gombrowicz y en que son diferentes. Son iguales en la técnica que utilizan para darle rienda suelta a la imaginación y para controlar sus fantasías. Existen sin embargo algunos asuntos en los que Gombrowicz y el Pato Criollo no son iguales. Una de las ocupaciones principales que tienen los hombres de letras es la de leer, pero acostumbran a decir que leen más de lo que en realidad leen.
Pasa por ser, según las opiniones autorizadas del Niño Ruso y del Hombre Unidimensional, el escritor hispanohablante más leído por lo que lee, no así por lo que es leído. Las obsesiones de Gombrowicz y del Pato Criollo respecto a la lectura, con una actitud distante porque lo aburría la de Gombrowicz, y con una actitud realmente apasionada la del Pato Criollo, desembocaban muchas veces en actitudes inesperadas.
Fragmentos de carácter filosófico, polémicas, partes líricas, bromas grotescas y ficción literaria pura, con el contrapunto de los comentarios e interpretaciones que hace Gombrowicz sobre su propia obra. Después de leer cualquier libro del Pato Criollo uno no está seguro si es el más chiflado o al más talentoso de los narradores argentinos. Y es que las historias del Pato Criollo son francamente demenciales.
Con indios de modales mundanos que manejan con soltura los temas filosóficos, con dos viejas putas que contrabandean palos de golf usando un sofisticado sistema electromagnético de pulsos crípticos. “Si uno descubre que no es un genio, no se resigna a ser lo que viene después. Yo preferí seguir creyendo que era un genio, de ahí creo que viene la extravagancia de mis libros, de mis argumentos, de lo que escribo (...)”
“Creo que ésa es la función más genuina de un artista, un escritor. A veces chocan dos propósitos, hacer algo nuevo y hacer algo bueno. Si tengo que elegir entre las dos cosas prefiero que sea nuevo a que sea bueno”. Ya desde “El Congreso de Literatura”, el Pato Criollo es clarísimo en sus intenciones y objetivos. “Mi Gran Obra es secreta y abarca toda mi vida, hasta en sus menores repliegues y en los acontecimientos más banales (...)”
En “La silla del águila” Carlos Fuentes imagina que en el año 2020 la Academia Sueca le concederá al Pato Criollo el Premio Nobel de Literatura, el Pato Criollo le devuelve la gentileza. El clonador, un científico loco invitado a un congreso de literatura en la pequeña ciudad de Mérida en Venezuela, intenta hacer clones de Carlos Fuentes también asistente al congreso, para dominar el mundo con un ejército de intelectuales poderosos.
A la fábula central de “El Congreso de Literatura” se le añade un multiplicidad de traducciones y traducciones de traducciones que sugieren que la literaturas es un fábrica perpetua de traducciones. Un desorden aún mucho mayor que el de “El Congreso de Literatura” el Pato Criollo lo alcanza en una novela más reciente: “Las aventuras de Barbaverde”
Mientras tanto otros fenómenos también perturbadores atentan contra el orden del cosmos: aparecen juguetes que se transforman en personas, personas que se desprenden de una pantalla, las pirámides de Egipto se multiplican y avanzan por el desierto... un gran desorden hace peligrar a la humanidad. El tremendo volumen del gran salmón lo hace visible desde cualquier parte de la tierra. “Yo me he vuelto un favorito de la academia. Lo he pensado mucho (...)”
“¿Por qué se escriben tantas tesis sobre mí cuando no se escriben tantas sobre escritores mucho mejores que yo? Yo sé por qué pasa. Yo les estoy sirviendo en bandeja de plata lo que necesitan En esta novela mía, “El Congreso de Literatura”, yo quiero clonar a Carlos Fuentes, necesito una célula de Carlos Fuentes e invento una avispa mecánica con un chip e instrucciones de que vaya y tome la célula (...)” “Lo tiene todo servido en bandeja por esa estructura de dibujo animado, de cómic, en la que yo se lo estoy dando. Es decir, para aplicar los conceptos de Deleuze a Kafka hay que ser Deleuze; para aplicar los conceptos de Deleuze a mí es facilísimo. Creo que ahí está la clave: utilizar esos mecanismos sugerentes pero en términos de cultura plebeya. Seguro, lo tengo bien estudiado” En el año1968 Gombrowicz fue candidato al Premio Nobel de Literatura. La intelectualidad francesa llegó a calificarlo como un escritor anarcoexistencialista. “Me ha afectado el telegrama de Christian Bourgois a propósito del Premio Nobel que, desgraciadamente, se me ha escapado con sus setenta mil dólares. El año que viene se lo darán a un negro, después a un mulato, después a Günter Grass y después a mí, y entonces me compraré un Mercedes deportivo de dos puertas”
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Juan Carlos Gómez
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