Si desea apoyar a Letras- Uruguay, puede hacerlo por PayPal, gracias!! |
Gombrowiczidas |
Witold
Gombrowicz y Friedrich Wilhelm Nietzsche |
"¡A
partir de este momento ya no quiero ser polaco! Estaré solo por completo;
–¿Solo? ¿No ves que la soledad hará de ti la víctima de tus propias
miserias?; –Entonces, ¡dadme un cuchillo! ¡Debo realizar una amputación
más radical todavía! ¡He de amputarme de mí mismo! Imagino que
Nietzsche habría definido mi dilema más o menos en esos términos.
Procedí a amputar. El cuchillo verdugo fue el pensamiento siguiente:
acepta, comprende que no eres tú mismo, pues nadie es jamás él mismo,
con ningún otro, en ninguna situación, ser hombre significa ser
artificial" "La elección que haré está vinculada con el lugar que ocupo en el mapa literario mundial (...) Estoy en el punto donde se desencadena la lucha por defender el Yo, |
|
donde ese Yo tiende a afirmarse e intensificarse, en busca de la Inmortalidad (...) Como ustedes habrán advertido ya aquí no están Proust ni Joyce ni Kafka ni nada de lo que se está haciendo ahora. Me apoyo en autores que los precedieron porque ellos medían al hombre con una vara más alta" Entre los cinco que eligió Gombrowicz estaba Friedrich Nietzsche, un alemán que mantuvo la ilusión sin fundamento de que sus antepasados habían sido nobles polacos. "Yo soy un aristócrata polaco pur sang". Y Gombrowicz se refiere a este alemán pur sang polaco al que elige entre los cinco escritores que más lo habían influido. "Nietzsche. Con frecuencia me irrita el ridículo de su Superhombre. No comparto sus opiniones. Y sin embargo le debo, como a Dostoievski, una agudeza de visión llevada al extremo y también, debo añadir, un orgullo irresistible. Esas cualidades son necesarias en una época como la nuestra, en la que el inevitable crecimiento demográfico conduce –como toda inflación– a la devaluación del ser humano. Entonces: La gaya ciencia" Tal como le ocurría con el
existencialismo y con el marxismo, Gombrowicz está de acuerdo con el
punto de partida del nietzschianismo, pero no con sus deducciones. Nietzsche no era un filósofo en el
sentido estricto de la palabra, escribía aforismos, y de estas
anotaciones iba surgiendo una moralidad que se basaba en el hecho de que
la especie humana es como todas las demás, se mejora con la lucha y la
selección natural. "En verdad, los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y su mal. En verdad, no lo tomaron, no lo encontraron, no les cayó como una voz del cielo. Los valores los puso el hombre en las cosas para conservarse; dio un sentido a las cosas, ¡un sentido humano! Por eso se llamó hombre, es decir, valuador (...) Valuar es crear.. ¡Oidlo, vosotros los creadores! La valuación en sí es el tesoro y la joya de las cosas valuadas. Sólo por la valuación hay valor, y sin valuación estaría hueca la nuez de la existencia" Esta preocupación profunda de Nietzsche,
que comienza a desconfiar de los sistemas abstractos, a sentir la vida
cada vez más amenazada, y ese carácter de valuador que le da al hombre,
influyeron profundamente en Gombrowicz . "Cuando apenas estamos en la cuna,
ya se nos provee de palabras pesadas y de valores pesados. Bien y Mal, así
se llama este patrimonio (…)" Pero algunas ideas de Nietzsche le producían
hipo a Gombrowicz. "La idea es y siempre será un biombo detrás del
cual ocurren cosas más importantes" Una idea que le pone los pelos de punta a Gombrowicz es la idea más abisal de Nietzsche: la idea del eterno retorno, que libera al espíritu de las venganzas, que supera el tiempo que pasa y el tiempo que se aproxima, y que confiere al devenir el carácter del ser. "Yo no me dejo embaucar por ellos; conozco este infantilismo que juguetea con el Infinito, sé demasiado bien cuánta despreocupación e irresponsabilidad hacen falta para entrar con orgullo en los terrenos de esos pensamientos impensables y de esa severidad inaguantable, conozco este tipo de genialidad. Y ese Heidegger, en su conferencia sobre Nietzsche, suspendido sobre esos abismos... ¡payasos! Despreciar el abismo y no digerir los pensamientos excesivos: hace tiempo que lo decidí así. Me río de la metafísica... que me devora" Las ideas del superhombre y de la bestia rubia, que le gustaban a Hitler, y la idea del eterno retorno que le gustaba a Borges, lo ponían hecho una furia. Ese hombre de Nietzsche, que como fenómeno pasajero tiene que ser superado, ese ser problemático que no puede ser un fin en sí mismo sino un medio para llegar al ser superior, que requiere un amor y una devoción más importantes que el amor al prójimo, le resultaba a Gombrowicz una quimera insoportable. La bestia rubia, que habita en el fondo
de todas las razas nobles, lo convoca a Nietzsche a ser de nuevo bárbaro.
Pero su idea del eterno retorno en la que el tiempo tiene un principio y
un fin, un fin que vuelve a generar un principio ateniéndose a las
estrictas leyes de la causalidad, es más insoportable aún. "La creencia en que el mundo, tal como debiera ser, existe realmente, es la convicción de los hombres improductivos que no quieren crear un mundo tal como debiera ser (...) ¿Qué es la libertad? Es la voluntad de sentirnos como únicos responsables de crearlo" Mientras que para Nietzsche el individualismo moral creador de valores es sólo un privilegio de unos pocos seres excepcionales, pues el que no puede mandarse así mismo tiene fatalmente que obedecer; el mundo de Gombrowicz es más elástico, o de temperaturas medias como le gustaba decir a él. "Para elevarse, luchando, de este caos a esta configuración surge una necesidad, hay que elegir: o perecer o imponerse. Una raza dominante sólo puede desarrollarse en virtud de principios terribles y violentos. Debiendo preguntarnos: ¿dónde están los bárbaros del siglo XX? Se harán visibles y se consolidarán después de enormes crisis socialistas; serán los elementos capaces de la mayor dureza para consigo mismos los que puedan garantizar la voluntad más prolongada (...) ¿Vas a juntarte a mujeres? Pues, ¡no te olvides del látigo!" Aparte de la agudeza de visión y del
orgullo irresistible que Gombrowicz comparte con Nietzsche, me parece que
la idea del hombre como valuador es la que más los aproxima. El polaco,
igual que el alemán, valuó el mundo rebelándose contra todas las
posiciones de la cultura y se preparó para amputar en sí mismo todo lo
que los polacos tienen de exagerado: la virilidad, la violencia psíquica,
el amor a la patria, la fe, la honradez, el honor. Valuó la existencia y se rebeló contra el mundo en su obra y en su vida y no le fue tan mal. Fue nimbado con la aureola del genio y se convirtió en un héroe que peleó contra un mundo muy pesado que le habían puesto sobre los hombros desde el nacimiento. Empezó a rebelarse contra la familia en "Ivona" y terminó rebelándose contra la historia en "Opereta", convirtió a su vida en un Campo de Marte y declaró una guerra muy vasta con muchas batallas, como lo había hecho Nietzsche. |
ver La identificación de los apodos y de la actividad |
Juan Carlos Gómez
Ir a índice de América |
Ir a índice de Gómez, Juan Carlos |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |