Gombrowiczidas |
Witold
Gombrowicz y Antoni Sobanski |
El Pato Criollo escribe en el prólogo de "Gombrowicz, este hombre me causa problemas" unas palabras que me llamaron la atención, y no porque sean paradójicas como suelen serlo las afirmaciones de este notable gombrowiczida, sino porque a primera vista parecen ciertas. "El argentino y el extranjero: el extranjero asciende un escalón más en lo concreto de la realidad al desterrase. Si bien suele hablarse del exilio como de un universal del que se predican angustias y productividades, no se lo puede generalizar porque es un producto biográfico de la Historia. El desterrado hace una construcción imperfecta, arma un país con los fragmentos de otro. Es un trabajo parecido al de construir la felicidad, que se arma con fragmento de otras vidas, fragmentos cuyos bordes nunca coinciden exactamente" Inspirado en este pasaje del Pato Criollo sobre el argentino y el extranjero me puse a buscar algunos de los fragmentos de Polonia y de Europa con los que Gombrowicz había armado a la Argentina y me encontré con algunas dificultades desde el mismo comienzo del proyecto pues Gombrowicz no había asimilado muy bien que digamos en su juventud esas partes con los que debía construir otro país. |
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Antoni Sobanski |
En
la Polonia de Gombrowicz no se daban cuenta de cuáles eran las verdaderas
relaciones que existían entre el arte y el mundo espiritual con la
enfermedad. Para los polacos el artista no era un neurótico que se curaba
a sí mismo como dice Freud, sino un creador con un exceso de fuerza vital
y salud llamado talento. Mientras tanto Gombrowicz andaba penando con las
perturbaciones psíquicas de su herencia y con su anormalidad, y esta
falta de valor personal y estas anormalidades eran justamente las que le
permitían ubicar su obra en un clima más real y más trágico. Los ladrillos de París tampoco le sirvieron de gran cosa a Gombrowicz para armar a la Argentina, especialmente en lo que concierne a una belleza argentina de la que estaba enamorado. "–¿Le
gusta París?; –Así, así. A decir verdad no he visitado nada; –¿Por
qué?; –No me gusta levantar la cabeza delante de los edificios y, en
general, las visitas turísticas me aburren y deprimen; –¿Así que París
no ha tenido la suerte de caerle en gracia?; –Bueno... más o menos...
no mucho; –Pero, cómo, ¿no le gustan las perspectivas de la Place de
la Concorde?; –Cómo no, siento respeto por todo ese Gótico y por el
Renacimiento. Lástima que la población no esté a la altura... Para ser
sincero los parisinos son más bien feos y carecen de encanto..." Pertenecía
al mundo cultural de la Polonia de antes de la guerra. Su libro, "Un
civil en Berlín", reeditado hace unos años en Polonia es una
colección de sus reportajes de Alemania en los años 30. Viajó a Berlín
varias veces y comentó el nacimiento y el desarrollo del fascismo en
Europa. Son textos muy buenos y muy profundos: vio los peligros que
pasaron desapercibidos para los gobiernos europeos, se dio cuenta cómo
terminaría todo esto. Durante la guerra se fue a Londres y allá murió.
El punto flojo de Tonio era su donjuanismo impenitente con el que había
malogrado más de una familia. No
era snob ni un pedante amanerado, era un hombre de elite, pero su terreno
de acción se limitaba a la clase superior. Más que nadie sabía que el
encanto de una nación, su capacidad de fascinar y seducir, eran armas más
poderosas que los cañones, y que el mundo trataba de un modo totalmente
diferente a un pueblo que lo impresionara por su estilo y por su encanto
en cambio de por su poder de fuego. Con estos fragmentos tan heterogéneos Gombrowicz llegó a la Argentina y se propuso armar un país caracterizado por su diversidad de razas. Si
bien es cierto que los inmigrantes de todos los países del mundo suelen
vanagloriarse llenando de alabanzas a su país natal, los polacos son una
caso muy especial, tanto que Dostoievski acostumbraba a decir que cuando
los polacos se van de Polonia y pisan suelo extranjero se declaran condes. Y puesto que desde su llegada a la Argentina se había especializado en dar charlas sobre el amor europeo tomando como ejemplo el modelo del donjuanismo de Sobaiski, empezó a incursionar en el amor de los jóvenes argentinos en las reuniones que tenía con Chinchina Capdevila y sus estudiantes amigas. "La amargura de la parte masculina de los jóvenes argentinos respecto al amor libre es enorme, tanto más que la imaginación y las mentiras de los europeos les pintaban a la lejana Europa como un lugar donde ocurrían maravillas" El
joven inmigrante le llenaba la cabeza al joven argentino, recurriendo a un
tono de superioridad despreocupada, con historias de mujeres que en su país
eran más modernas y no ponían inconvenientes, y el joven argentino
escuchaba todos esos relatos lleno de admiración y de envidia.
La falta de una relación directa con la vida es la causa del carácter secundario de las culturas de las naciones secundarias, naciones tímidas y sin desenvoltura, que no son creativas porque no tienen contacto directo con la vida. Cuando
Canal Feijoo y Gombrowicz se encuentran en Mendoza por casualidad se dan
unas palmaditas en el hombro: –¿Qué hace usted por aquí?; –He
venido por negocios. Venga conmigo. Allí, a la vuelta de la esquina, se
está celebrando un encuentro de poetas de Catamarca con ocasión de un
concurso de belleza. "Conmigo
muestran desconfianza –ya me conocen–, y uno de ellos me advierte de
entrada: –Tú, Gombrowicz, ¡sobre todo no hagas el tonto!; –¿Yo? ¡Qué
va! –digo pacíficamente– ¡Jamás! La pena es que vosotros sí que
hacéis el imbécil. Os han traído aquí para que cantéis la elección
de la reina de la belleza, siendo la cosa menos poética que podía
ocurrirle a un poeta moderno. ¡Una trivialidad antipoética y
sentimentalona! ¡Puro kitsch!; –¡Eres un bobo! Se trata de provocar un
escándalo. Somos seis y cada uno de nosotros va a declamar su poema para
reivindicar la libertad sexual. ¿Comprendes?" "A esas vírgenes una aventura, sencillamente, no les va bien. Por tanto, todo aquí está calculado para obligar al hombre a casarse, política femenina que ha triunfado incondicionalmente sobre el deseo de aventuras del hombre (...)" "Lo que pasa es que... el diablo está al acecho. El hombre está al acecho. Y mis poetas se estaban preparando para una ofensiva" |
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Juan Carlos Gómez
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