Gombrowiczidas |
Witold
Gombrowicz y Wladyslaw Jankowski |
Wladyslaw Jankowski, llamado Dus, era dueño de una estancia en Necochea. En esa estancia, "La Cabaña", Gombrowicz escribió páginas memorables sobre las rubias, el perro, la vaca, el caballo y los escarabajos en un ambiente familiar en el que le hacía muecas con la mitad de la cara a dos jóvenes hijas de Dus mientras componía versos con el amigo. En el año 1955 Vladimir Nabokov había actualizado la atracción malsana que ejercen las nínfulas sobre los hombres maduros con su "Lolita". En la época que apareció "Lolita" Gombrowicz escribía también sobre unas lolitas. "Marisa,
quince años, distinguida y romántica (...) se sumerge continuamente en
las luminosas brumas de la belleza, el amor y el arte (...)" "Si
este diario que voy escribiendo desde hace ya algunos años no está a la
altura –la mía, la de mi arte o la de mi época–, nadie debería
reprochármelo, pues es un trabajo que me ha sido impuesto por las
circunstancias de mi exilio y para el que posiblemente no sirva" "Es una escritura bastante desordenada, hecha de un mes para otro; seguramente me repito o me contradigo más de una vez. ¿Qué hacer? ¿Ordenarlo? ¿Pulirlo? Prefiero que no quede demasiado relamido" Se instala en una espaciosa habitación de la casa de invitados, se prepara para dar una batalla decisiva con sus borradores, y escribe unas líneas que, en su momento, le quitaron el sueño al Orate Blaguer produciéndole al mismo tiempo una gran consolación. |
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Wladyslaw Jankowski. |
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Estancia La Cabaña |
"¿Quién
sentenció que hay que escribir sólo cuando se tiene algo que decir? Pero
si el arte consiste precisamente en que no se escribe lo que se tiene que
decir, sino algo totalmente imprevisto" Gombrowicz
se sentía confuso y en contradicción con la naturaleza al punto que al
momento de ponerse en contacto con ella se transformaba en un demonio, en
una anti-naturaleza. La importancia que fue tomando el dolor respecto de
la muerte era, a su juicio, la causa de esta inseguridad, pero la causa
también podría ser el papel preponderante que le daba Gombrowicz a la
actuación y al artificio. Y
cuando pareciera que empieza a seguir los pasos de San Francisco de Asís,
de pronto se detiene bruscamente. Mirar, contemplar y comprender la
naturaleza es una cosa, pero dejarla aproximar como algo igual a nosotros
porque la comunidad de la vida nos engloba, tutearla, es demasiado,
entonces regresa rápidamente a su casa humana y cierra la puerta con
doble llave. La negativa a reconocer la humanidad de una vaca, es decir,
de la naturaleza, una negativa que se le traduce en fatiga y aburrimiento
a partir del momento en que intenta reconocer a esa vida inferior en un
pie de igualdad, vendría a ser una de las características principales de
la humanidad de Gombrowicz. Pero Gombrowicz era, antes que ninguna otra cosa, un escritor, y sólo un escritor puede confundirse o incomodarse cuando lo mira una vaca. Quien ha decidido ocupar una parte de su vida escribiendo debe empezar a tomar apuntes y a realizar experimentos originales, o a escribir un diario para alcanzar sus objetivos y no malograrse. En
un pasaje de los diarios, el más hermoso de todos, Gombrowicz descompone
en partes el devenir de un crepúsculo y, simultáneamente, las vuelve a
componer restituyéndole a la forma un carácter humano.
"Sumergido
en el no-ser, seguro de ser un demonio, un anti-caballo, un anti-árbol,
una anti-naturaleza, un ser venido de otra parte, un extraño, un intruso,
un forastero. Un fenómeno no de este mundo. Del otro. Del mundo
humano" "Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama" Caminaba
por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda,
y lejos ya de las playas de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una
agonía solitaria en un sótano asfixiante. "No
niego que esta oportunidad de abrir en el futuro las puertas de la
libertad debería ser aprovechada políticamente. Pero yo no me dedico a
la política..., y lo único que sé es que el estilo, la forma, la
expresión, tanto en el arte como en la vida, no pueden alcanzarse a través
de una concesión ni fabricarse en dosis estipuladas" "¿Qué hacer de mí? Este examen de conciencia no ha arreglado nada en mí, de nuevo solamente soy, soy en esta pampa argentina, en esta estancia" Esa
contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo
palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble,
un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda
celeste, un mundo que se le había borrado. "Y al mismo tiempo estoy allí, en el seno del universo. Todas las contradicciones se dan un rendez-vous en mí; la calma y la locura, la sobriedad y la embriaguez, la verdad y la patraña, la grandeza y la pequeñez, pero siento que en mi cuello se posa de nuevo la mano de hierro, que poco a poco, sí, de manera imperceptible..., se va cerrando" Yo
conocí a Dus una noche, cuando vino a despedir a Gombrowicz al café la
Fragata antes de su viaje a Europa. |
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Juan Carlos Gómez
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