Gombrowiczidas 

Witold Gombrowicz, Jorge Herralde y Manuel Borrás
Juan Carlos Gómez

En uno de los gombrowiczidas amargos que a veces me dicta la pluma le abrí las puertas a ciertas tendencias tanáticas que frecuentemente se apoderan de mí y declaré que ya que no podía doblegar a los editores con mis propuestas editoriales entonces iba a tratar de destruirlos.. Ya sabemos que estos Protoseres se mueven en un rango que va de los rufianes melancólicos a los asesinos seriales, siendo los casos del Pretexto y del Perverso, en ese orden, los más conspicuos.

Es imposible analizar la totalidad de los estados intermedios de este tipo de criminalidad pues tiene muchas variantes. Otros extremos entre los que se mueven los Protoseres son la dulzura y la aspereza, siendo los casos de la Hormiguita Viajera y de la Bestia Catalana, en ese orden, los más notables. En los estudios detallados que realicé sobre los Proseres pude descubrir también los cinco procedimientos que utilizan para contrariar a los autores.

Los Protoseres disponen de una especie de pulgones llamados lectores, a los que protegen como las madres protegen a sus hijos y a los que le sacan el jugo todo lo que pueden, como hacen las hormigas con los pulgones.

Manuel Borrás y Jorge Herralde

El orgasmo de los Protoseres se produce cuando los libros se venden, sin importar en absoluto si los libros son buenos o son malos, ésa es una cuestión que dejó de interesarles hace mucho tiempo.

A veces me siento como un corsario enarbolando las banderas del enemigo, metido en las entrañas oscuras y misteriosas de los Protoseres, preguntándome dónde estará su talón de Aquiles. Se me ocurre que soy también un Caballo de Troya esperando que se descuiden para destruirlos.

Estos pensamientos turbios giran por mi cabeza en forma vertiginosa pues no puedo aceptar la idea de que no exista algo así como un tercero excluido, como una salida lateral en este mundo de Gutenberg. En medio de la penumbra y de una horrible tensión que me zumbaba en los oídos, y sin saber a que santo encomendarme para salir de las entrañas de los Protoseres, una tarde caí en uno de esos estados hipomaniacales en los que de vez en cuando caen los genios, y en cierto momento, el destello de una luz intensísima que me venía desde la inteligencia, me hizo ver con claridad meridiana.

"Me cuentas la penitencia y el fracaso de no poder publicar. Tal vez te hayas equivocado de giro editorial. Tu libro estaría mejor en una editorial pequeña, valiente, que no publica libros para enriquecerse sino porque el goce de la literatura les produce la mayor dicha. Tal vez Beatriz Viterbo (…)"

Cuando recordé estas palabras del Niño Ruso puse inmediatamente en las manos de la consigliere de la mafia rosarina, es decir, de la Pitolina, a "Gombrowicz, y todo lo demás", esperando que esa pequeña valiente gozara en medio de la mayor dicha.

Pasados no más de los días que tienen una semana me vino a la cabeza el pensamiento de que lo que abunda no daña, entonces le mandé a la Pitolina un conjunto de gombrowiczidas en los que el Pato Criollo dempeñaba un papel estelar.

Este acto puramente maquinal se convirtió en una terrible equivocación, como supe un poco después, cuando me enteré de que la Pitolina era una devota adoratriz de este hombre de letras tan prolífico.

El camino que siguió "Gombrowicz, y todo lo demás" hasta que alcanzó las letras de molde fue tortuoso. El primero que me dio una idea alentadora fue el Orate Blaguer.

"Quiero decirte que mi editor es Jorge Herralde (Anagrama) quien, a la vuelta de un viaje argentino, me regaló el libro de Emecé, con las cartas a Goma de Gombrowicz. Así como Beatriz de Moura, que fue mi primera editora, le importa muy poco Gombrowicz, Herralde siempre ha tenido una gran debilidad por él (como tú ya sabes, publicó ‘Testamento’). Yo te recomendaría que hablaras o, mejor dicho, le escribieras a Herralde (...)

Escríbele a Herralde, por favor"

Cuando le conté al Niño Ruso lo que me estaba diciendo el Orate Blaguer le dio una gran alegría.

"Sería maravilloso que tu libro se publique en Anagrama. Herralde es muy receptivo a esas cuestiones (...)"

"Además, ha sido un editor que ha leído con profundidad a Gombrowicz al que quiso traducir desde el inicio de su editorial.. No pudo entonces conseguir los derechos. La viuda miraba a Anagrama como a una minucia, algo que no valía la pena. El único libro que pudo publicar fue ‘Transatlántico’ aunque ya había sido editado antes"

Como el Herrero le daba muchas vueltas a la contestación que tenía que darme empecé a insultarlo abriéndole las puertas a mis impulsos destructivos, pero el Niño Ruso se interpuso entre nosotros con su natural bonhomía.

"Y ya te debía otra, donde me maltratabas al formidable Herrero, y que no había respondido porque no sabía qué decirte. Claro, debí escribirte lo que siento, lo que es cierto, que Jorge es una persona notable (...)"

"Lo conozco desde hace más de treinta años, y es incapaz de ofender a nadie.. Habría que saber qué fue lo que ocurrió, tal vez haya sido un mal entendido de una empleada despistada. En fin... te ofrezco mis servicios diplomáticos para enmendar la relación, puesto que dentro de tres semanas Jorge y Lali, su esposa, estarán en México"

Esperé ese encuentro en un estado de intranquilidad, pero sin entusiasmo y destilando veneno.

"Estuve con los Herralde. No lo sentí para nada enojado, y luego cuando me llegó tu carta y la copia de la que le enviaste, me di cuenta de que no es tan tremebunda como me lo habías advertido. De esas cartas, pero mucho, mucho más fuertes le llegan sin cesar. Me dijo que sí, que estaba interesado en publicar tu libro (...)"

Era una buena noticia, aquí renacieron mis esperanzas, pero fue como la mejoría que aparece antes de la muerte.

"Lamento el retraso en contestarte, pero estoy agobiadísimo de trabajo y también sepultado por manuscritos. Leí con gran interés tu libro, pero me resulta imposible publicarlo, tenemos ya programación para dos años y nuestros autores siguen escribiendo como posesos. Pienso que el lugar más idóneo para publicarlo sería, claro está, Seix Barral, y si no Pre-Textos (...)"

El Herrero escribió hace poco más de un año que Gombrowicz era un grande, que en los años 60 ya tenía algunos fans entre los que vivían en Barcelona: Gabriel Ferrater, el Niño Ruso, Joaquín Jordá y él mismo.

El Herrero es un Protoser muy publicador, le publica al Niño Ruso, al Orate Blaguer, al Vate Marxista, al Pato Criollo, al Buey Corneta, al Gnomo Pimentón... pero no me publica a mí a pesar de que a la altura de los tiempos que corren yo vengo a ser algo así como el representante de Gombrowicz en la tierra.

O bien el Herrero no es tan amateur de Gombrowicz como declama serlo, sino más bien otro charlatán como tantos otros, o es un amateur al que yo no le despierto amor ni siquiera interés.

A esta altura de mis aventuras con los Protoseres ya había determinado que uno de los extremos del rango en que se mueven estaba ocupado por los asesinos seriales, así que con resignación le escribí al Pretexto.

"He leído con toda mi atención, por tratarse de un autor que siempre me ha interesado mucho, ‘Gombrowicz y todo lo demás’. Creo que es un libro que contribuye a clarificar la figura de un gran escritor a través de una mirada profundamente amistosa y leal. De todos modos, y siendo muy honesto, publicar este testimonio sería muy apropiado si hubiese sido completo, es decir, si hubiera contenido los tres libros dedicados a Gombrowicz, y si la editorial hubiera podido, de alguna forma, hacerse con alguna obra del genial polaco.. No acabamos de ver clara la edición de ‘Gombrowicz y todo lo demás’, aun gustándonos mucho, pues consideramos que se quedaría, por decirlo de algún modo, huérfana en nuestro catálogo. Espero que, en la medida de lo posible, lo comprendas. Te agradecemos de verdad, de todo corazón tu confianza y espero poder corresponderla algún día como se merece"

De la lectura de este texto tan magnánimo y elegante saqué la conclusión de que el extremo opuesto al de los asesinos seriales que ya había descubierto, debía estar ocupado por los rufianes melancólicos, tal como me lo sugirió la excusa que me interpuso el Pretexto, editor responsable de Pre-Textos.

Del examen atento de la foto que aparece en este gombrowiczidas se puede deducir el por qué estos personajes no alcanzan a pasar el nivel de Protoseres.

ver La identificación de los apodos y de la actividad

Juan Carlos Gómez

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