Plomo fundido sobre la SEA |
Lo previsible está sucediendo. Hay conflictos que polarizan hasta el extremo de la médula llegando hasta el interior de las familias y generando rupturas violentas en su seno. Esto ya sucedió en nuestro país. En las letras era de esperar que un conflicto de característica universal como el de Palestina destapara nuevamente controversias no queridas en una intelectualidad influenciada y compuesta por muchísimos “progresistas e izquierdistas” judíos. La reacción a partir de los comunicados de la SEA, es sólo parte de esa vastedad. Se discute el derecho o no del escritor a servir siempre a esa raza de valores que significa buscar la palabra justa para quedar bien desde el centro maquiavélico del sistema; centro que permitirá criticar tanto el margen izquierdo como su derecho. Palabra justa que tomaron muchos poetas e intelectuales mientras se asesinaba y desaparecía, abandonándose el valor histórico que dignificaba poner el cuerpo. Toda realidad es cambiante y los márgenes se entrecruzan y muchas veces se confunden con su centro. La polarización se genera ante la posibilidad de la vida a la muerte. Estar de pie y frente a los terribles bombardeos de la nueva tecnología imperial siglo XXI, que intenta aniquilar todo vestigio visceral de resistencia humana, nos recuerda a la lucha casi primitiva en la ex Congo Belga. Lo mínimo que puede sentir cualquier ser es una total desazón ante los acontecimientos en Gaza, y cada individuo reacciona en tiempo y forma diferente, unos hasta pueden blandir el arco y la flecha frente al avión que los ataca, otros escondiendo la cabeza o inmolándose. El extremo coyuntural de la situación que define a las letras, no debe verse como algo netamente negativo sino más bien preocupante; es como sacarse la máscara de la historia, la misma que me ha cercado ante mis 20 años de lucha en la militancia política (1971/ 91) con sus persecuciones y exilio, o mi paso por la dirigencia sindical gráfica o textil, allá en la Patagonia donde perdí mi audición, o estos últimos doce años desde un medio literario: la revista Patagonia Poesía o su sello Ediciones Patagonia. Vivimos una abierta y pública confrontación. En nombre de los buenos modales, se intenta tapar la actitud a un llamado “golpista” o en su defecto vaciamiento de la SEA, cuyo rol gremial no es compartido por aquéllos que quieren en realidad la tranquilidad de una asociación civil y no sindical. El supuesto “error” de la SEA (Sociedad/ Sindicato de Escritores y Escritoras Argentinos) o mejor dicho de su conducción, es haber denunciado abiertamente un genocidio reconocido. Muchos intelectuales se quieren convencer de que el problema es de forma, cuando realmente es de fondo. A la conducción de la SEA se la ataca por decir públicamente lo que para muchos, debería callar. Se dice que la posición no es de consenso, se dice que es la posición política partidaria afín de sus principales dirigentes, se dicen y se dirán muchas cosas, pero a su vez nunca hubo en la práctica actividad gremial para lograr su cambio directivo, al contrario. El tema Palestina - Gaza es determinante para saber quién es quién. Incluso los que critican el comunicado Parar la masacre en Gaza, lo hacen por “no saber” la conducción Aráoz-Redondo, diferenciar entre Estado y judaísmo, mientras ellos, duros renunciantes si tienen derecho “a confundir” institución con dirigencia. Mientras muchos quedamos anonadados por el enriquecimiento y nuevo aporte filosófico de León Rozitchner, en su “Yo acuso” Plomo fundido, sobre la conciencia judía, del 4 de enero en Página 12, a él le significó ganarse el odio de buena parte de la colectividad judaica. Por otro lado, una ex funcionaria cultural porteña, llegó a cuestionar a una poeta por escribir sobre Gaza y no sobre el holocausto (Shoa), ultimátum impensable hace tiempo atrás. Hay momentos en la historia en que no existen las medias tintas. En la dictadura genocida del 76 o se estaba a favor o en contra; todavía hoy muchos escritores tienen la conciencia y las manos turbias por haber estado en el medio buscando a los militares progresistas. Aquí lo mismo, se está a favor o en contra. Querer buscar o tratar o decir que toda posición debe ser de consenso es engañoso, más viniendo dicha propuesta de muchos de los negadores históricos de su propia ideología. La conducción de la SEA debería llamar en forma urgente a una asamblea general abierta para debatir la crisis, y la misma definir el derecho de sus dirigentes a ser consecuentes y no avestruces. |
Roberto Goijman
Buenos Aires - 2 de febrero
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