Tum deníque

poema de Alberto Girri

Imperceptible, tomándose

un variable número de años,

se abre una rajadura,

por grados crece, se ahonda

y consume nuestras pertenencias

y compañías,
          nos separa del perro,

sinónimo de conformidad,

          quiebra el espejo,

presunción de inviolable,
            ablanda la solitaria vela

que recinto a recinto denota

presencias del dios casero.
 

Entonces, finalmente,

aun con afortunados y gentiles,

con los tersos, al abrigo de corrupción,

              la consigna es estimarse

encaminados para acceder a no importa

qué agonía habrá de sitiarlos,

por agua, por sofocación,

horca, catarsis emocional,
          y en el trance empiezan

a reconocer un ardid, el arbitrio

de la materia para retornar a ser palabra.

Como si se nos alcanzara
la prerrogativa de recomenzar en el niño;
como una segunda
travesía donde se comprobará quien
malgasta
y quien aprovecha mejor 

el afán que atrae el niño

por las palabras

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