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Praga,
1924 |
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Marina Tsvetáieva. |
Quizás lees aún el canto de los sobrevivientes Marina Tsvetáieva. O rehaces bajo la cimitarra de la luna las viejas plazoletas de la ciudad con telarañas que se escurren por rajaduras del empedrado medieval. Quizás andas aún por la Colina de Smijovski y enciendes las bujías moscovitas con trazos insomnes y cirílicos. Todo parece abordar ese momento inútil de las conversiones. El momento de la rebelde despedida que rehuimos en medio del tumulto. Me asomo a tu pliego de papel y te estremeces desde el oscuro fondo de la capilla. Escribes (asediada todavía) cóomo el pánico corre por tu pluma. Escribes sin las retorceduras de los códigos de hoy, naturalmente. Escribes lo que luego tuvimos que aprender: que la casa se derrumba que el cielo de hojalata está oxidado que es una franja de acero el malecón y la lluvia una melena vertical. Se arrinconaban los augurios tras los frescos altivos de San Jorge. En tu oda (oda desmesurada) a Rilke lo reclamaste del mármol de la muerte. El fulgor de tu mente impávido divisó su Poema del fin el mismo fin de las adelfas de tu cuerpo que fue un paisaje azul petersburgués de sensaciones majestuosas. Todo está a punto de desentrañarse. De desvalijarte Marina de la capucha marrón en que realiza su viaje la existencia. La luna también crece brilla su hoz siega a golpes tu melancolía. Los fantasmas alargados de los peregrinos conversan en los puentes y en la más alta latitud cuelgan inermes las cabezas de tus hijos. Todo está a punto de desmoronarse a tu alrededor. Una visión de la guadaña se desliza por frente de la luna como por una montaña inusitada, La montaña es el nuevo reino, dices Más cuando el gigante se desploma dices que Dios es un árbol baobab que se dilata que hay otro dios encima que no vemos. Rilke está en la montana. Su ceño es un espejo de barro que tampoco vemos. El río se esclarece, casi gorjea en su sabiduría de murmullos y elegíias sepultadas de murmullos. ¿Traerá de nuevo en sus azogues transparentes el espejo capaz de proyectar tu imagen al espacio para que puedas volver a componer el mundo de acuerdo a tus designios? |
Lourdes Gil
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