Otoño vitalicio |
Me cercan los otoños con su cuerda de hojas desteñidas porque olvidé que el árbol dio su fruto cuando mi paso temporal perdió su huella en los pecados diarios. Hoy quisiera ser otra… Mirarme en cada espejo vitalicio con el rostro de ayer libre de iras y estallar en rituales de mujer infinita que no teme al olvido ni al tiempo que delata su propia insensatez. Estoy llena de culpas que envejecen conmigo y no hay salida porque el perdón se ausenta de esta memoria inútil. El otoño lo sabe y me castiga cuando doblo rodillas frente al tronco sin nombre del árbol predilecto. Muero un día a la vez, y en cada muerte sus cuerdas me estrangulan con sus verdes y rojos desteñidos de tiempo. |
Leda
García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"
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