Otoño irrevocable
Leda García Pérez

Siempre negándose a morir entre los rojos,
escapando en su verde triunfal
como una hoja
recién nacida al alba.
En él desmayarán
sumisas,
mis memorias.

                      II

Me duele la caída irrevocable
de las hojas
en su ruta al destierro final,
arrodilladas
frente al árbol vencido
que regresa a la madre originaria,
tejiendo adioses necesarios
en la retina diaria
del recuerdo.

                     III

El alba lagrimea
su fracaso,
inútil estación
donde el color renace
vertiendo en llamaradas
ese dolor del tiempo
absurdo
que no tiene regreso.

                      IV

Lagrimón del asombro
perdiéndose entre besos
que no fueron.
Tierra desesperada
por tenerlos.
Quizás haya un destino
mercenario
para esos labios presos
de osadía,
quizás...

                     V

Su vuelo irreverente
es otra piel
meciéndose en las piedras,
para parir 
hijos de verdes arrogancias.
Nadie comprende 
el desatino
de sus hojas en fuga.

                    VI

Los rojos escaparon,
tendieron sus pasiones
en la orilla certera
del capricho
para inundar silencios.
Hasta el sol repitió
sus ataduras
y amarilló en su lecho
los deseos perpetuos
y el camino.

                   VII

Yo me encontré con él,
cara al destino
destinando rubores
en los cuerpos perdidos.
Yo me encontré con él
y fuimos uno.

                  VIII

Sus ojos de sequía
necesitan mi aliento
para salvarse 
en aguas vespertinas.
Yo necesito el vuelo
de su sangre
para vestir mis lunas
apagadas
y recorrer su cuerpo
que fallece.
La muerte nos hermana
en la herida somnolienta
del minuto que pasa,
yo la dejo mentir.
Otoño y esperanza son lo mismo.

Leda García Pérez

de “Poemas para leer sobre una cama desierta”

poeta Costa Rica - España

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