Marioneta herida |
El tiempo me delata con su mueca habitual de marioneta herida. Quiero correr y ya no puedo, quiero llorar y ya no puedo, quiero querer como ya quise y nadie viene a mí y a nadie voy. Me acostumbré a estar sola, a no decir en dónde estoy, si regreso o me quedo. Al final me quedé llena de tiempos que saben a destierro y a fracaso. Lo cierto es que a mis años, envejecer sin alguien es el precio que pago por ser inclaudicable, audaz, dueña de mí, del todo, de los nadie. Mas vale sola que mal acompañada, reza el viejo refrán… El espejo me enfrenta, la marioneta llora, yo escondo junto a ella alguna lágrima que nunca nacerá. En el doble discurso está el secreto… |
Leda
García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"
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