Mareas ocultas |
Y me llovieron mariposas… Granizos desangrados en el cuerpo inusual de mis vigilias. Besé en sus aleteos vespertinos el rostro que me acosa para perderme en la resaca de sus mares ocultos y supe que aún en contra de mi sombra que emigra, reverberan pasiones como oleajes convulsos en el éxodo inútil del deseo. Es que estabas allí, inventándome ostras con perlas al acecho, es que estabas allí, hurgando en la costumbre que te nombra y te nombra. Por eso desnudé de párpados mis ojos, gemelos planetarios entre tantos dispares y encapullé el recuerdo en este cuerpo de alas ajenas y punzantes. El olvido cabalga en mis mareas. |
Leda
García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"
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