Inconcluso |
Hoy caminé tus miedos y la infancia me supo a golosina amarga. Comprendí tu mirada de cristal inconcluso y en su lágrima diaria que no creíste eterna, los paisajes maternos se despintan de adioses por el beso que nunca amaneció. Lo sé Darío, no hay redención en el exilio que te atrapa y me atrapa. Desde tu vieja casa, los ojos del regreso vigilan los pecados mientras el cristo de ceniza y lágrima que implora los perdones, esconde en el misterio tu camino final. |
Leda García Pérez
Del libro "Poemas a Rubén Darío"
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