Desandada |
Quiero sentarme en una hamaca protegida por sombras centinelas que impregnen de humedad mi cuerpo absurdo y redimir celajes, desandarme en arenas ahuecadas para hurtar caracoles de mentira y montar caballitos de mar fosforescentes como cuando era niña y sonreía. Serle infiel al destino y a la prisa que borra los milagros y al olvido absoluto con todo y sus tormentas. Me voy a desandar como el cangrejo que juguetea secretos al revés para salvar su huída necesaria. Somos el epitafio de una muerte prevista. |
Leda
García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"
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